Puede que Fernando Alonso no gane el Mundial. Y por lo visto en las últimas carreras es lo más probable. Pero campeón o no, nadie podrá cuestionar al asturiano el haber sido el único capaz de presentar batalla en el campeonato, el único que se mantiene en pie ante la dictadura de los Red Bull, el único capaz de hacer posible lo imposible. Como ayer. Segundo tras salir quinto por detrás de los dos bólidos alados austriacos y de los McLaren, tras firmar tres adelantamientos espectaculares en pista, sólo está al alcance del mejor aunque la corona termine en poder de otro. Sólo se le resistió Vettel, un tipo que lleva nada menos que cuatro grandes premios consecutivos dando todas y cada una de sus vueltas al frente del pelotón. Y por un momento hasta pareció que podía darle alcance cuando el Red Bull del alemán iba literalmente echando chispas... Pero cazar a Vettel ya no era cuestión de hacer lo imposible, sino de un milagro.
Y eso que la mala salida de Hamilton, que se enfrascó en una pelea con su todavía compañero Button en lugar de atacar a los Red Bull, posibilitó que Vettel y Webber marcaran muy pronto diferencias. Pero Alonso supo meterse en medio de la lucha de los McLaren para ganar la plaza a Hamilton, y ya en la cuarta vuelta situarse tercero tras superar en la contrarrecta a Button.
Dieron entonces Vettel, Webber y Alonso unas cuentas vueltas con el cuchillo entre los dientes. Pero la superioridad de los chicos de Adrian Newey era tal que el ovetense lo más que logró fue colocarse en tierra de nadie, a unos cuatro segundos de Webber y con otros tantos sobre sus perseguidores, mientras Massa lograba defender su sexta plaza de un Raikkonen excesivamente conformista.
Supo mantener Webber la distancia con Alonso hasta el único cambio de neumáticos de la jornada, pero al regreso de ambos a la pista la diferencia había quedado en un suspiro. Entonces cada intento de ataque del asturiano era respondido con un acelerón por parte del australiano, que por momentos parecía jugar con Alonso mientras Vettel paseaba su liderato a ritmo de vuelta rápida. Nada se antojaba capaz de alterar la situación cuando un problema momentáneo de Webber con el kers (vuelta 47 de 60) lo aprovechaba Alonso para en un pispás ponerse a su rebufo y aprovechar la larga recta de contrameta para hacerse no sólo con la segunda plaza, sino para de inmediato abrir un hueco suficiente como para asentarse en ella.
Todo lo posible ya estaba hecho. Y hasta se abrió una ventana de optimismo cuando el bajo del monoplaza de Vettel empezó a arrancar chispas del circuito indio. Alonso le recortó un par de segundos._Pura ilusión. El Red Bull solucionó no se sabe cómo el problema y el asturiano notó que no podía pedir más a sus neumáticos._Segundo y sigue a por todas, que es lo máximo a lo que podía aspirar. Mejor, imposible.