La Federación Internacional de Automovilismo (FIA) ha declarado caso cerrado el Mundial de 2012, en el que el alemán Sebastian Vettel (Red Bull) se convertía en el tricampeón más joven de la historia. «El título de Vettel no está en peligro. No habrá investigaciones a posteriori», declaraba el director de carrera de la FIA, el inglés Charlie Whiting, tras conocer que la escudería italiana Ferrari había solicitado ayer mismo una aclaración a la Federación sobre el polémico adelantamiento del piloto de Red Bull al francés Vergne (Toro Rosso) en la cuarta vuelta del pasado GP de Brasil.
Unas imágenes tomadas desde el propio monoplaza de Vettel muestran cómo éste supera a Vergne mientras al fondo parpadea un semáforo en amarillo, indicativo de que estaba prohibido adelantar. Pero unos fotogramas antes se observa cómo un juez de pista hace ondear una bandera verde que posibilita los adelantamientos. «Vettel lo hizo todo de manera correcta. Reaccionó a una bandera verde que estaba 350 metros por delante del último semáforo amarillo. Nunca tuvimos dudas de que ese adelantamiento fue legal, pues la bandera verde anula la señal amarilla», comentó Whiting en declaraciones a la edición digital del alemán «Sport Bild».
«Ninguno de los pilotos que marchaban detrás de Vettel presentó queja alguna por radio de aquella acción, lo que hubiera sido normal en caso de violación de las normas», añadió el directo de carrera del GP de Brasil, quien resaltó que «Vettel no hizo nada mal. Había señales y banderas contradictorias, ello se investigó ya durante la carrera con el resultado de que no debía haber sanción alguna».
La sanción por adelantar con bandera amarilla es un paso por el pit lane. Vettel finalizó sexto en Brasil y ganó el título con tres puntos sobre el asturiano Fernando Alonso (Ferrari), que hubiera sido campeón si el Vettel hubiera finalizado noveno.
Ferrari, en todo caso, tiene de plazo hasta hoy para presentar una reclamación oficial sobre el tema, lo que obligaría a una reunión del comité de la FIA.
Bernie Ecclestone, patrón de la F1, calificó de «completa broma» la queja de Ferrari, a quien advirtió que «si quieren empezamos a mirar hacia atrás y ver todo lo que han hecho...».