"Contento por los puntos, seguramente la mejor carrera que he hecho en mucho tiempo o la mejor de mi vida, llegué al garaje de milagro sin dos ruedas, alerón ni fondo, salí con el coche de seguridad, me dijeron que el coche estaba muy dañado, pensaba que no iba a terminar, pero empecé a adelantar coches, ganamos posiciones al final con el "safety car". Sorprendente el resultado con un coche medio roto". Así fue la valoración de Fernando Alonso tras lograr un meritorio séptimo puesto en Bakú, en el Gran Premio de Azerbaiyán. ¿Exageró el piloto asturiano? ¿Hasta qué punto fue una gesta lo conseguido?
Pues, a tenor de la información dada a conocer por el medio inglés "BBC", la hazaña de Alonso fue considerable. El piloto ovetense chocó con otros dos coches en la primera vuelta, sufriendo sendos pinchazos en las ruedas de la parte derecha de su vehículo. Tuvo que sobreponerse y llegar, como pudo, hasta boxes con un coche sin dos de sus neumáticos, en llantas.
Según desvela el periodista Andrew Benson, jefe de la sección de F1 en el prestigioso medio inglés, el daño más grave al automóvil de Fernando Alonso fue "en la llamada 'bandeja de té': la parte del suelo que sobresale debajo de las piernas de los conductores y que ayuda a definir el flujo de aire debajo y alrededor de los lados del automóvil". Apenas comenzada la carrera, la delicada aerodinámica del bólido de la escudería inglesa sufría importantes destrozos.
Así, según sigue desvelando el periodista, en la parte delantera había "un agujero triangular, de unos 30 cm por 20 cm, y un daño importante en el borde delantero, como si alguien lo hubiera golpeado con un martillo potente. Parte del pesado lastre de tungsteno que está almacenado en el suelo faltaba".
Y la lista continúa: "En la parte posterior del automóvil hubo daños a lo largo del lado derecho del piso, desde la parte posterior del difusor, por la pendiente ascendente en la parte posterior y hacia delante de la rueda trasera".
La aerodinámica en el coche de Alonso fue una quimera a causa de los graves daños. "Dos curvas esculpidas en el lado derecho del difusor trasero habían desaparecido. Delante de la llanta trasera, faltaban también dos perfiladores aerodinámicos clave", continúa explicando Benson.
Sumando todo ello, según su jefe de equipo, Eric Boullier, el daño costó "20 puntos de carga aerodinámica, más o menos; es decir, medio segundo por vuelta".
Pero la pericia del ovetense le valió para compensar semejante hándicap y, tras cambiar los neumáticos y el alerón delantero, regresó al circuito y rodó más rápido que su compañero Stoffel Vandoorne en casi todas las vueltas. Garra astur para sobreponerse a la situación. Así que sí, sus palabras tras el GP de Azerbaiyán estaban justificadas.