Revolución a mediodía en el paddock del Autódromo de Monza. Pasea por él el presidente de Ferrari rodeado por una tropa de fotógrafos, tifosi y empleados de la escudería, una corte de admiradores que genera un revuelo descomunal. Luca di Montezemolo, 63 años, conserva su encanto intacto. Impecable chaqueta azul, camisa blanca y pantalón beis, camina lento por la zona noble del circuito. Se coloca el flequillo y lanza una mirada furtiva a la cristalera del imponente motorhome de Ferrari para confirmar que todo está en orden. Luego se pierde en la zona privada y el jaleo a la puerta se diluye en unos minutos. Es la primera visita del capo de la Scuderia esta temporada, ausente desde el cierre de 2009 en Abu Dhabi. Pero Ferrari corre en casa y se nota.
Celebró hace un mes el nacimiento de su quinto hijo –el mayor ya cuenta 33 veranos–, pero ayer tocaba visita a su otra familia. La familia rossa. Se metió entre bambalinas para seguir la sesión de clasificación. Baja el presidente al vestuario, al terreno del entrenador. Pero la Fórmula 1 no es el fútbol y se acomoda en el garaje para seguir de cerca a sus muchachos. Aguanta en tensión, apenas se mueve en la hora que dura la jornada.
Al final, pole de Fernando Alonso. Estalla Montezemolo de júbilo y salta al muro para festejar desde allí la vuelta mágica del asturiano. El puño al aire por el hueco de las vallas. Hace un año, en este mismo escenario, el presidente de Ferrari estrenaba su flamante acuerdo con el Banco Santander. «Los mejores pilotos siempre pasan por Ferrari», dijo entonces, cuando el fichaje de Alonso estaba en su punto final de cocción. Ahora ya es uno de los suyos.
Montezemolo no se prodiga en las carreras, pero no por eso descuida a los muchachos. «Siempre nos apoya. Nos llama por teléfono todos los días, ya sea después de los entrenamientos, la clasificación o la carrera. Esta vez está aquí, apoyando al equipo porque necesitamos buenos resultados. Sabemos que es una carrera muy importante para la escudería», explica Fernando Alonso.
La tarde fue ajetreada, pero al final el presidente pudo dar la enhorabuena al bicampeón asturiano._La expresó con un abrazo a su piloto mientras su cara dibujaba una amplia sonrisa.
«La pasión que se vive en Ferrari y hacia Ferrari hace que el ambiente aquí sea especial. En las tribunas, pero también en el garaje. Así que está bien darle al presidente la alegría de ver los dos coches entre los tres primeros», comentó un Alonso que desea la victoria hoy con fuerza. Por él mismo, por el equipo, por los tifosi y también por Montezemolo.