Tantas veces ha sido Australia punto de partida en la Fórmula 1 que escenificar el reencuentro en Albert Park parecía ayer una rutina y no un accidente, como en realidad sucedía por la cancelación de la carrera de Bahrein. Melbourne recibió a la Fórmula 1 con cuerpo de canción. «La ciudad de las cuatro estaciones en un día», la bautizaron los «Crowded House», inspirados seguro en tardes como la de este jueves: ratos de sol, luego lluvia agresiva, viento… puro otoño en la despedida del verano australiano, con extrañas mezclas en su calles. Previsores con maletín y gabardina se cruzan camino del trabajo con jóvenes rubios, melenudos, de chanclas 365 días al año. En el paddock, las caras de todas las temporadas. Abrazos. ¿Cómo te va? Una vuelta al cole entre adultos, con cuatro pilotos nuevos y las alteraciones que ellos mismos provocan, como la pequeña colonia mexicana llegada al calor del debut con SauberSauberSauber de Sergio Pérez, el chico Telmex, apadrinado por quien Forbes señala como la mayor fortuna de la tierra: Carlos Slim.
Para Fernando Alonso es el año de la revancha. Obligatorio desquitarse de lo que pudo ser y no fue. Manda la filosofía Ferrari, señalada por un error de bulto en Abu Dabi que todavía resuena en las entrañas de la Fórmula 1. «No tengo otra meta que intentar ganar el Mundial. Lo determina Ferrari, su historia, su poder, su pasión por las carreras. El título es nuestra meta en 2011, pero ganarlo depende de muchos factores, aunque estoy seguro de que lucharemos hasta el final». Lo dijo Fernando Alonso en la primera rueda de prensa del año. Compartió cartel y protagonismo con Mark Webber, el héroe local y durante mucho tiempo gran favorito en el último campeonato, hasta que Red Bull apostó (con éxito) por su otro caballo. De sobreros, el debutante Pastor Maldonado, venezolano, y el indio Narain Karthikeyan, ausente desde su 2005 con Jordan y ahora de reestreno en Hispania. Kobayashi remata el relleno.
Si el paddock es terreno natural para los rumores, el cotilleo es mayúsculo cuando los coches sólo han rodado en pretemporada y todos quieren establecer las jerarquías de la temporada. «Cuando termine este Gran Premio, todos veréis unos cuantos equipos que pueden ganar carreras. Pero dentro de un par de meses, ya sólo citaréis a dos o tres candidatos al título. Y nosotros trabajamos para estar en ese grupo», dijo ayer Fernando Alonso.
Guardan silencio en Ferrari, pero están señalados como favoritos. «Van como motos», dicen desde el garaje rival, preocupados porque el McLaren se constipó en pretemporada y podría no llegar recuperado. Otros, como un periodista italiano muy cercano a la Scuderia, desconfían. «Están preocupados, no todo es tan bonito como parece». Si es así, desde luego que disimulan de cine porque Alonso hasta desechó la queja por la locura de volante que tienen que manejar este año (47 botones), gracias a la vuelta de tuerca del nuevo reglamento. «No hay problema, lo tenemos automatizado. Es nuestro trabajo y si no se puede hacer todo en una vuelta, lo dejaremos, no es obligatorio usar todas las funciones», dijo ayer.
Las miradas se reparten entre Ferrari y Red Bull. En el equipo de Vettel le han dado un vuelco a la jerarquía de las carreras en sólo seis años de existencia. Amagaron en 2009 y golpearon en 2010, con el título del alemán. «No sé dónde estarán dentro de tres años. Son una casa de bebidas. Nosotros y Ferrari seguiremos fabricando coches porque hemos vivido siempre para la industria y la competición», dijo Hamilton lleno de dudas por su pretemporada a trompicones.
Y por ahí salió Mark Webber, esperanza local para el fin de semana, a la hora de enumerar sus expectativas. «Bueno, sólo somos una marca de bebida…», dardo contra Hamilton. «Mi receta para esta temporada es la misma que la anterior, pero con un ligero cambio en el resultado final», que debería ser su victoria. Entre dudas por el tiempo, cielos grises y probabilidad de agua, la Fórmula 1 se lanza al nuevo campeonato. El de la reconquista de Alonso o la confirmación de Red Bull.