Sereno, sabiendo que tiene que agarrarse a su regularidad hasta que Ferrari coja carrerilla, Fernando Alonso encontró la lectura positiva a una situación que le pintan dramática por la superioridad evidenciada por los Red Bull en la primera carrera del año. «Terminé cuarto, pero me fui con buen sabor de boca. El sábado fue una decepción, pero el domingo estuvimos por sorpresa delante de Webber (Red Bull) y Button (McLaren). Somos conscientes de que tenemos mejorar. Como en el fútbol, el primer partido es importante, pero queda mucha Liga», dijo el asturiano.
Desde la fábrica italiana no recibe más que buenas vibraciones y cree que habrá que esperar unas cuantas carreras para hacerse una idea «de la escena real entre los equipos». Dice que no encuentra ningún motivo para entender el batacazo que se pegó en Australia en la sesión de clasificación, más allá del punto aleatorio que tiene una actividad controlada al milímetro por máquinas y costosísimos programas informáticos. «El sábado hizo frío y nos fue mal. Mejoramos en la carrera con el calor, pero un coche que vaya bien tiene que funcionar con temperaturas altas y bajas, en agua y en seco…, siempre».
También reconoce que esperaban otro comportamiento de los neumáticos, más paradas. Pero no fue así y quizá por este tipo de cosas es por lo que Alonso se refiere a la Fórmula 1 como «imprevisible».