El sobresalto que se llevó ayer el mundo del automovilismo es de los que ya no se ven. En los tiempos que corren suena raro que la renovación del contrato de una estrella del calibre de Fernando Alonso pueda llevarse en secreto. Tanto que nadie supo de ella hasta que estuvo hecha, por mucho que desde el entorno del asturiano se dijese hace unos días que próximamente «habría noticia». Nadie pensó en que Alonso se ligaría hasta el final de 2016 a Ferrari y sí los hubo que miraron hacia la cúpula del equipo (Stefano Domenicali) y a los cambios que dicen que llegarán al departamento de aerodinámica. Con la renovación de votos, llega la eterna pregunta ¿Cuánto gana Alonso? Acostumbrados los aficionados al deporte a conocer los contratos de los futbolistas al dedillo, no terminan de comprender la opacidad que se impone en la Fórmula 1.
El sueldo de Fernando Alonso es secreto de estado en Maranello. Lo conoce el presidente Montezemolo y los asesores jurídicos y financieros imprescindibles. Apenas un par tienen la radiografía completa de la operación. Del otro lado, y familia al margen, un abogado de mucha confianza y su representante manejan las cifras a fondo, pero en realidad, aunque sin lazos de sangre, ellos son también del clan.
En la guardia pretoriana del asturiano cayó bastante mal el reportaje de hace unas semanas en un canal televisivo americano que situaba los ingresos de Alonso en torno a los 20 millones de euros anuales sin contar los contratos publicitarios. Extraoficialmente, todo el entorno del piloto, incluida la Scuderia, descartó esta cifra.
«Ha sido muy fácil ponernos de acuerdo, porque las dos partes queríamos lo mismo», dijo ayer Fernando Alonso tras confirmar lo que su equipo había anunciado un rato antes. Ahora sí ha sido sencillo, _pero la redacción de contratos se convierte en batiburrillo legal lleno de resquicios y cláusulas de todo tipo.
Algunas fuentes del paddock aseguran que Ferrari paga a Fernando Alonso entre 12 y 15 millones de euros al año. Que a esa cantidad se le pueden añadir complementos por logros deportivos y que, a su llegada a la casa, el piloto se habría reservado una participación en los beneficios de las ventas del material (gorras, camisetas…) vinculado a su nombre. Terminan de engordar la cuenta los contratos personales del piloto con el Santander, la firma de encimeras de cocina Silestone y la relojera Viceroy, entre otros.