Fernando Alonso les espera porque ya sabe que desaparecen lo viernes, se camuflan el sábado a primera hora y al final, en la Q3, pegan el hachazo con ese juego de gases secreto que les hace invencibles cuando buscan la pole. Que la vuelta del asturiano fuese ayer tres décimas mejor que la del Vettel y casi un segundo que la de Webber no quiere decir que a los pilotos de Red Bull se les haya olvidado pisar el acelerador o que a su coche, por mucho que esta pista no sea su favorita, se les haya terminado la gasolina mágica.
«Va ser un fin de semana muy duro. Que nadie coja los tiempos del viernes para hacer cálculos. También en China estaban lejos y después tuvieron la pole», previene Fernando Alonso sobre lo sucedido ayer.
Se vio en la sesión que los Ferrari se sienten cómodos sin curvas rápidas y una pista de motor. Y salvaron el día sin problemas, que no lo pueden decir todos, después del golpe que se dio por la mañana Vettel y de que en la segunda tanda, saltaran dos banderas rojas porque Kobayashi y D’Ambrosio besaron el muro.