La remontada imposible de Button

El inglés roba la cartera a Vettel en la última vuelta y rompe su racha después de tener un toque con Alonso que dejaba fuera de carrera al asturiano

| 13/06/2011

 

Cuatro horas de carrera, una tormenta que llevó a la parrilla un campamento de coches refugiándose del agua y un final inesperado para romper la hegemonía de Sebastian Vettel. El triunfo de Jenson Button no saca al alemán del limpio carril por el que camina hacia su segundo título, pero sus rivales ahora se pueden alimentar con el argumento de que no soportó la presión. Que cuando se vio con el McLaren encima cometió un error de pilotaje y entregó la victoria al inglés.

Eso pasó al final, cuando caía la tarde en Canadá y las televisiones _europeas se frotaban las manos con una carrera de infarto en horario de máxima audiencia.

Pero hasta que Button consumó su travesura el agua había puesto a prueba la fortaleza del espectáculo. En una decisión controvertida la salida se lanzó tras el coche de seguridad. Duró cinco vueltas, pero a la octava, el alemán Maylander tuvo que sacar de nuevo el Mercedes a la pista porque Lewis Hamilton había decidido encararse con su compañero y terminó estampado contra el muro.  Luego la lluvia puso en jaque la fortaleza del espectáculo. Más de dos horas parados bajo una bandera roja, mientras en la parrilla protegían los coches en una suerte de acampada de indignados con el agua.

Un buen rato más tarde, cuando Button cruzó la meta victorioso ya eran más de las cinco. ¿La carrera más larga del mundo? No, porque en Le Mans se disputaban las 24 horas, pero sí que fue todo un vuelco para la parsimonia que a veces domina la Fórmula 1.

Venía el día para otro paseo de Vettel, impasible el alemán ante lo azaroso de una carrera con cinco coches de seguridad. Se había salvado de todos los problemas y solamente al final le pudo la responsabilidad de sentir a un McLaren soplándole en el cogote. Pegó un trompo de novato y dejó toda la gloria en manos del piloto más combativo de la larguísima sesión.

No debe llorar tampoco el alemán,  porque sigue fuerte al frente del Mundial, con 60 puntos más que Button y con Fernando Alonso perdido en un limbo de 92 puntos, después de abandonar, precisamente tras un toque con el McLaren.

Quien haya puesto unos euros al triunfo de Button tras su encontronazo con el piloto asturiano se habrá llevado un buen pellizco. Estaban en la vuelta 37.ª y del golpe se fue el de Ferrari a casa mientras el inglés pasaba por el garaje y se perdía en las profundidades del pelotón. Ganar una carrera de Fórmula 1 después de seis pasadas por boxes tiene algo más que mérito. Button creyó siempre en sus posibilidades y se creció al final cuando ya todos rodaban con neumáticos de seco.

No fue un domingo fácil para McLaren. Terminó en fiesta, pero la balsa de aceite que es el equipo se había puesto a prueba por una de esas peleas internas que se montan a veces entre los compañeros de garaje. Hamilton y Button son la pareja perfecta y están en el equipo perfecto. Guapos, ingleses y los dos con novia famosa. Gran Bretaña brinda por su escudería bandera y por haber reunido a dos estrellas de casa, ambos ya con un Mundial en el bolsillo.

Van por su segunda temporada juntos en McLaren, sin ruido, sin estridencias. La frialdad de Jenson encaja con el brío de Lewis. El sueño de Ron Dennis cumplido, ahora en segunda línea, con todo en manos del subalterno Whitmarsh. Una balsa de aceite en el garaje y, además, buenos pilotos.

Canadá puso a prueba la relación. Venía Hamilton de una tarde alocada en Mónaco, plurisancionado, endemoniado en el pelotón, enfrascado en una carrera de autos locos. Llegó a Montreal, pidió disculpas y dijo que se sentía como Gilles Villeneuve, el héroe local que da nombre a la pista. Pero el semáforo despertó a la bestia. Duró 8 vueltas el novio de la cantante Nicole Scherzinger. Se enzarzó primero con Webber y después llegó lo más feo.

Peleado en la recta con Button, los dos coches emparejados, acabó Hamilton contra el muro, cerrado por su compañero. Y después, cuando habían pasado las dos horas de interrupción por la lluvia, Jenson parecía despedirse, estrellado contra Alonso.

Un drama para Ron Dennis, de visita este fin de semana en Montreal, al que además le tocó tragar saliva al ver en las pantallas a Lisa, su ex mujer, en el palco de invitados de Red Bull.

Pero no contaban con la combatividad de Jenson Button, un especialista en sacar partido de situaciones caóticas. No es la primera vez que lo hace. Se convierte en un piloto invisible, en un descartado y empieza a recortar posiciones. Cuando los demás se dan cuenta de que llega ya es demasiado tarde. Con su remontada le robó lo que parecía un podio cantado en manos de Michael Schumacher. Button festejó en el podio como un loco, aunque le faltaba la confirmación de los comisarios, que en plena madrugada española estudiaban sus dos incidentes del día: el del primer tramo de la carrera con Hamilton y el posterior con Fernando Alonso.

Al menos la victoria de Button deja medio vivo el Mundial después de la dimisión en pleno de Ferrari. Massa coqueteó con el podio hasta el final,  pero Fernando Alonso lo perdió muy al principio, cuando tuvo que pegar dos pasadas por el garaje para cambiar unos neumáticos de agua intermedios que le habían colocado sólo unos minutos antes de que se desatara el diluvio universal. Tras la reanudación, el golpe que sufrió con el McLaren de Button lo mandaba ya a casa antes de tiempo.

 

 

 

Era el fin de semana que mejor había pintado hasta la carrera con diferencia, pero el sábado por la tarde ya flotaba un punto de inconformismo alrededor de Fernando Alonso. El día que el Ferrari estaba de dulce y con verdaderas opciones de meterle mano al Red Bull, el anuncio de lluvia avanzaba una ruleta rusa. Y como dice el piloto, llegó el agua y todo se fue al garete. Ferrari, que partía con sus dos pilotos al acoso y derribo de Sebastian Vettel, acabó con su primer espada fuera de combate y con el sexto puesto de Massa como mejor bocado.

Nuevo Gran Premio, pues, y nueva decepción, forjada en una elección de neumáticos demasiado arriesgada ante de la interrupción por el temporal.

Se intuía que venía lluvia de la buena, pero en el garaje llamaron a Alonso para quitarle las gomas extremas y ponerle las intermedias. Error. Rodaba segundo antes del cambio y tres vueltas más tarde tuvo que volver porque el aguacero era tremendo y su calzado no le valía de nada. Quedó varado el asturiano en la octava posición durante las dos horas de receso, y a la vuelta, enrabietado, quiso iniciar la remontada. No duró más que tres giros desde que se fue el penúltimo coche de seguridad, porque fue entonces cuando se encontró con Button en una lucha cuerpo a cuerpo y quedó varado en la cuneta. Primer cero de la temporada y gran decepción.    

Jenson Button celebra en el podio su primera victoria de la temporada, décima de su carrera en la Fórmula 1.

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