El título honorífico le sirve de poco. Fernando Alonso lleva tres viernes consecutivos (los de las tres carreras urbanas) al frente de los tiempos en los entrenamientos libres. Tardes para llenar de ilusión un garaje roto a jirones por el dominio de Red Bull, para pensar que esta vez sí, que el trabajo de la fábrica y la entrega en el circuito tendrán premio el domingo. Pero la realidad, tozuda, se empeña en señalar a los coches alados como los elegidos para subir en primer lugar al cielo de los ganadores. Llegan los sábados y Sebastian Vettel rompe la tabla. Ya sea por un interminable segundo o por escasas dos décimas, como pasó en Canadá, el alemán se las compone para ponerse el primero de la fila y lucir más que nadie vestido de domingo, siempre al mando en la parrilla. Quizá por eso, escamado ya, al asturiano no se le escapó ayer la más leve sonrisa. «Nosotros no escondemos nada. Lo damos todo, pero al día siguiente siempre hay alguien mucho más rápido que nosotros. No somos en absoluto favoritos para la pole», señalaba ayer un escaldado_Fernando Alonso.
Así pinta la realidad el líder de Ferrari, el guía de una nave que no encuentra la ruta buena, por mucho que la Scuderia haga acto de contrición cada quince días o que hasta plantee visitas a Lourdes para quitarse el mal fario.
Lo bueno que tienen los recovecos de la Fórmula 1 es que siempre permiten encontrar un resquicio para llenarse de optimismo. El de las próximas semanas viene por el salto reglamentario que la Federación Internacional (FIA) se ha sacado de la manga. Para este fin de semana prohíben las configuraciones que exprimen el motor a una vuelta en la clasificación y que después los técnicos cambian para aguantar la exigencia del vuelta a vuelta del domingo. Queda prohibido ahora alterarlas de un día para otro. Para la siguiente carrera dicen adiós por decreto los escapes sopladores, donde señalan que está uno de los secretos de Red Bull, aunque todas las escuderías llevan ya meses desarrollando ese mismo concepto.
Así que el día de hoy viene como la prueba definitiva para la escudería energética. Si ni siquiera fallan cuando la Federación les busca las cosquillas en un intento a la desesperada de salvar el campeonato, de dotarle de un mínimo de emoción, habrá que pasar página y pensar que la única quiniela posible es señalar en qué carrera será campeón Sebastian Vettel.
Fernando Alonso no cree que hoy se vaya a producir un vuelco. «No les va a afectar. Toda la semana se ha dicho que van a perder la ventaja. Pensáis que van a ir mal pero no creo que esto ocurra», dice el asturiano algo molesto por verse señalado como la alternativa del fin de semana.
A pesar del buen resultado de su trabajo, no fue uno de esos días en los que Alonso enciende a la afición con sus declaraciones. «Los cambios en las normas son demasiado complejos para la gente, así que cuanto menos se sepa, mucho mejor. Todo el mundo habla de los mapas del motor y eso es sólo el diez por ciento de la prohibición, así que os estáis perdiendo el noventa», avanzó críptico sin querer contar nada más. Ni él lo cuenta ni nadie lo cuenta. Ya se sabe que la Fórmula 1 es como un iceberg del que sólo vemos una mínima parte. Sólo en la rebotica de los garajes y de los despachos se conoce la realidad de lo que ocurre.
En todo caso, es como si Fernando Alonso quisiera apartarse del foco y sacudirse una presión innecesaria cuando el líder le lleva 92 puntos y todavía no ha ganado una carrera este año. En_Valencia ni siquiera subió al podio en las tres anteriores citas disputadas aquí. Si este domingo tampoco logra recortar puntos a Vettel, la suerte para él parece echada._Pero un resultado positivo, por contra, encendería una luz en lo que hasta ahora ha sido un negro túnel.