El Gran Premio de España marca tradicionalmente un punto de inflexión en el Mundial. Estratégicamente situado tras el primer bloque de carreras, significa el inicio de la competición en Europa y el momento aprovechado por las escuderías para limar detalles o incluso dar un vuelco total al monoplaza. Todo el mundo coincide en que la batalla real por el título empieza en Montmeló, y máxime este año, cuando tras cuatro carreras cinco pilotos llegan a Barcelona en un pañuelo de puntos y después de que por primera vez en los últimos años las escuderías hayan tenido tres días previos de entrenamientos y pruebas en el circuito italiano de Mugello.
Formar parte de ese grupo cabecero, quinto a diez puntos del líder Vettel, es el gran mérito de Fernando Alonso, capaz de haber exprimido el F2012 de Ferrari hasta sumar 43 puntos cuando su compañero de equipo, el brasileño Felipe Massa, sólo ha sumado dos.
Y es que en Ferrari han vuelto a fracasar, y van dos años seguidos, con el monoplaza. En 2011 se achacó la culpa a un defecto en el túnel del viento; en éste, a un fallido concepto de diseño. En la fábrica del «cavallino», por eso, han trabajado a destajo para prácticamente hacer un coche nuevo, que si externamente no se notará de manera especial pues mantendrá el pronunciado «escalón» de su morro, presentará importantes novedades en sus pontones laterales y los difusores, aspectos éstos en los que Red Bull y McLaren les han ganado la partida. Incluso Ferrari espera contar con una nueva gasolina que optimice el consumo y permita así aligerar la carga.
Alonso, en todo caso, prefiere tener los pies bien asentados en el suelo. «Queremos dar los primeros síntomas de mejoría. No van a ser definitivos porque no se puede recuperar un segundo de una carrera para otra, pero tenemos que notar algo positivo», dijo ayer el piloto asturiano ya en Montmeló.
Ese «algo» no deja de ser, al menos a corto plazo, no pasar apuros los sábados para entrar en la Q3 y lograr un puesto en la parrilla de salida que en carrera le permita luchar por el podio. Y es que para aspirar al campeonato hay que hacer podio en el circuito barcelonés. Así lo dice la historia, pues en lo que llevamos de siglo sólo el finlandés Kimi Raikkonen ganó el título (2007, con Ferrari) sin estar en el cajón del GP de España.