Fernando Alonso parece el único capaz de poner un poco de cordura, de estabilidad, en medio del descontrol que impera esta temporada en la Fórmula 1. Bendito descontrol, que posibilita que un piloto sin el mejor coche de la parrilla -ni con el segundo, ni con el tercero, ni con el cuarto...- esté al frente de la general del Campeonato disputadas ya cinco carreras, compartiendo liderato con un Sebastian Vettel que el pasado año a estas alturas ya había puesto nombre al título con cuatro victorias y un segundo puesto, sumando entonces 118 puntos por los 67 del segundo, Webber. Ahora Vettel y Alonso suman 61 (el alemán es líder por puestos), cuando por diferencia de monoplazas el asturiano a duras penas se haría un hueco entre los diez mejores.
Cierto que el Mundial es especialmente largo este año -veinte carreras-, pero también lo es que ya hemos cumplido un cuarto del mismo y que Alonso esté donde está no deja de ser fruto de la conjunción de su sobresaliente hacer, sacando petróleo de la nada, y del aprovechamiento de los errores de los contrarios. En este GP de España, sin ir más lejos, Button y Webber pagaron en la clasificación del sábado un grave error de cálculo de sus ingenieros que los empantanaba en la Q2, y Hamilton protagonizaba luego la gran chapuza hasta ahora de la temporada al quedarse sin gasolina suficiente como para regresar al «pit lane» tras lograr la pole, lo que le valió salir desde la última plaza. Y ayer, ya en carrera, Vettel sufría una sanción por adelantar con bandera amarilla y Hamilton volvía a tener los ya habituales problemas en su garaje con el cambio de neumáticos, pese a lo cual acababa en una octava plaza que minimiza el estropicio y le permite estar a ocho puntos de los líderes.
Cinco carreras disputadas, cinco vencedores distintos -Button, Alonso, Rosberg, Vettel y Maldonado-, en representación de cinco distintas escuderías -McLaren, Ferrari, Mercedes, Red Bull y Williams- y también cinco pilotos distintos logrando la vuelta rápida en carrera: Button, Raikkonen, Kobayashi, Vettel y Grosjean. Este año no domina quien más corre, sino quien menos errores comete, y ahí Alonso sale claramente en cabeza, pese a que ayer no acertaran precisamente los del «cavallino» en el momento de hacer el segundo cambio de neumáticos.
Alonso ya ha cumplido con uno de los grandes requisitos para ser campeón: hacer podio de Montmeló; algo que se ha repetido a lo largo de este siglo salvo cuando Raikkonen ganó en 2007 el título. Un podio y un liderato, aunque compartido, que suponen para la afición la mejor inyección de moral.
