Alonso-Massa, empate técnico

El asturiano asegura que «el comienzo supera mis expectativas» en una escudería de Fórmula 1 que se preocupa de tratar a los dos pilotos por igual

| 30/03/2010

Una marca de coches dio con el anuncio perfecto cuando Fernando Alonso corría para McLaren. Se encontraba con Lewis Hamilton en un semáforo y competían ambos por ver quién cruzaba primero; llegaban a un hotel y se lanzaban a un sprint para registrarse, lo mismo para subir a la habitación, al pedir la comida… Era la representación amable de una gran rivalidad, amplificada más tarde por cuestiones extradeportivas, espionaje y demás. La fama de gran piloto del asturiano no menguó por aquel año de sinsabores en la factoría de Woking; ni con los dos años posteriores en su retorno a Renault. Ferrari lo reclutó y con su llegada creció el morbo por conocer cómo sería su vida junto a Felipe Massa. Pues bien, el comportamiento de ambos pilotos es hasta ahora ejemplar. En la pista, y también fuera; una actitud de acuerdo a la perfecta política de equilibrio de la escudería italiana, llevada hasta el extremo en este inicio de campeonato. De momento la cosa funciona. El asturiano lidera el campeonato con una mínima renta de cuatro puntos respecto a su compañero, que es segundo, y el equipo manda en la competición de constructores con un notable colchón de 26 puntos respecto a McLaren (Button-Hamilton), en tanto más que dobla a la Mercedes de Schumacher.

Que cada uno tenga su cuota de protagonismo, que se sienta importante, querido en el equipo y que el acceso a los medios técnicos sea el mismo. Una receta sencilla para triunfar, a la espera de que sean la pista y el avance del campeonato los que decidan el rol de cada uno. Entonces no habrá opciones para la queja.

La carrera del pasado domingo en Australia fue el último ejemplo de una estrategia pensada al milímetro para garantizar la buena convivencia al amparo del cavallino rampante. Pero eso fue después de la salida, cuando Massa le devolvió a Alonso la pelota de Bahrein. Allí el asturiano le devoró en la maniobra inicial, un adelantamiento de libro para empezar a construir la victoria. En Albert Park pasó lo contrario, con el español despistado en el arranque (sus neumáticos patinaron en las línea blancas de meta y perdió tracción) y el paulista a cargo de una maniobra de alta escuela. Empate a uno. 

Luego se encontraron en la pista, cuando Alonso pudo recuperarse del resbalón inicial y del trompo por un golpe con Button. Es cierto que durante algunas vueltas rodaba más rápido, pero ni tenía coche para irse a por los de cabeza (sus neumáticos empezaban a resentirse) ni pudo adelantar a Massa cuando lo intentó tímidamente. No hubo órdenes desde el muro, pero el español entendió que debía guardarse y asegurar el cuarto puesto para que el otro coche del equipo alcanzase el suculento podio.

«Felipe no es mi enemigo; puede ser un rival, pero no un enemigo». La frase es de Fernando Alonso y define su actitud. Al primero que quiere ganar es a su vecino de box, pero no piensa sacrificar el sueño de haber llegado a Ferrari por polémicas estériles. Massa, expectante ante la llegada del nuevo fichaje, ha entrado poco a poco en situación y le brindó la información imprescindible para un recién aterrizado.

No son amigos, y la relación entre ellos está lejos de la que puede tener Alonso con otros como Fisichella o Kubica. Pero su abrazo amistoso tras el podio de Bahrein fue definitorio. Son compañeros de trabajo y se felicitan cuando han tenido un buen día en la oficina.

En las horas previas a la primera carrera del año, hace un par de semanas en Bahrein, cundió el pánico en Ferrari por una inesperada sustitución de motor en ambos coches sólo un rato antes de la salida. El de Massa había dado un aviso y generaba dudas, así que decidieron reemplazarlo. A Alonso se lo cambiaron de modo preventivo. ¿Qué habría pasado si el propulsor del asturiano rompe durante la carrera y el otro coche gana con el suyo reluciente? ¿Se podría echar en cara a los técnicos no haberse protegido por duplicado? Así lo hicieron y el resultado fue un efectivo doblete.

Total, que Fernando Alonso se encuentra feliz en Ferrari. Así, ayer manifestaba en su blog en la página web de la escudería que «este resultado supera mis expectativas» valorando los resultados de las dos primeras carreras.

Sin embargo, el español asegura que «no es el momento de relajarse» y mira hacia el circuito de Sepang (Gran Premio de Malasia), uno de sus predilectos, en donde se celebrará el domingo la tercera carrera, porque «hay curvas de todos los tipos y se puede pisar hasta el límite».

«No será fácil pero debemos tener fe en nuestras capacidades», asegura Alonso, que confía en las virtudes de su monoplaza, el F10, un coche «fácil de conducir» con el que es «fácil encontrar buen asiento. Es constante y no sufre modificaciones entre la clasificación y la carrera», un factor «muy importante este año porque hay una gran diferencia entre salir con el mínimo de gasolina el sábado por la tarde y empezar la carrera con el depósito lleno el domingo».

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