«Hemos confirmado los peores pronósticos». El asturiano Fernando Alonso asumía su posición en la parrilla de salida del GP de Gran Bretaña con una mezcla de abatimiento, resignación y enfado. El F138 era el coche con mejor velocidad punta en la recta de Silverstone (308 km/h), pero se convertía en ingobernable en las curvas. Y en las peleas cortas, a una vuelta, eso se paga caro: el brasileño Massa eliminado en la segunda tanda y Alonso entrando muy apurado en la tercera para ser el farolillo rojo de la misma: décimo en la parrilla, aunque al final ganó un puesto por la sanción a Di Resta, que había sido quinto, pero el peso del coche era inferior al exigido.
Rojo como roja es la luz de alarma que se enciende en Ferrari. Tiene motor para regalar, pero no aciertan en Maranello con la aerodinámica. Está bien como recurso eso de apelar de vez en cuando a la remontada, pero cuando se generaliza es que algo falla. Y la temporada está en juego cuando aún no se ha llegado al ecuador de la misma.MercedesMercedesMercedes se ha recuperado y ha sacado una tajada inmensa de los test realizados en Barcelona que quedaron si castigo mientras Red Bull no cede. Alonso iniciará hoy la carrera a 36 puntos de Vettel y con el objetivo una vez más de minimizar pérdidas. Corto objetivo.
Que Ferrari iba a sufrir ayer se comprobó desde el primer momento de la clasificatoria; como se comprobó que los MercedesMercedesMercedes y los Red Bull seguían un peldaño, o dos, por encima de sus rivales. El Cavallino, inestable, difícil de controlar, se desbocaba en las curvas y Massa se la tenía que jugar a una carta en la última vuelta para superar el primer corte. Lo logró por los pelos, con el decimocuarto tiempo, empujando a Alonso al borde del precipicio: decimoquinto. En la Q2 ya no hubo milagro para el brasileño, duodécimo, en tanto Alonso necesitaba dos intentonas para situarse octavo, a más de un segundo de los equipos de cabeza, con los MercedesMercedesMercedes siempre una décima por delante de los Red Bull. Y en la tercera y última los peores pronósticos, como decía Alonso, no hacían sino confirmarse. Lo intentó primero el ovetense con un juego de neumáticos duros nuevos con los que marcaba su hasta entonces mejor tiempo del día (1:31.368) y luego con otro juego a estrenar de blandos. Arañó otras décimas al crono, pero el 1:30.979 final no le servía para salir del pozo de la tabla. A más de un segundo del mejor tiempo de Hamilton, que firmaba así su segunda pole del año. A su vera en primera línea su compañero Rosberg y tras ellos los Red Bull de Vettel y Webber...
Alarma en Ferrari, tranquilidad en Red Bull. Vettel se sabe favorito para la carrera de hoy a poco que los Pirelli traicionen a los MercedesMercedesMercedes, mientras que en la Scuderia dan vueltas a qué ha podido fallar. Las ilusiones depositadas en Silverstone, un circuito tradicionalmente favorable para el Cavallino, quedaban ayer en humo.Las novedades en las que confiaban se convertían en su mayor enemigo.
Ferrari no evoluciona, involuciona. Y Alonso apela una vez más a realizar una buena salida, a encontrar un buen ritmo de carrera y a acertar con la estrategia para remontar posiciones.Apela, en el fondo, a que se produzca un nuevo milagro. Con algo más de aerodinámica sería más fácil. Porque con lo visto ayer, no cabe otra que esperar una nueva colleja de los Red Bull.
En la imagen
valdrim xhemaj / efe
Los mecánicos de Ferrari ayudan a Fernando Alonso a regresar al garaje al finalizar la tanda de clasificación.