Caminaba Fernando Alonso por el paddock de Sepang mientras el resto de coches roncaba en la pista en plena batalla por el lugar más adelantado de la parrilla. Contrariado, buscaba la carpa de Ferrari para terminar de ver la sesión. Lucía en el pecho la prenda de moda en la Fórmula 1: el chaleco refrigerante. Un complemento de última generación que contiene un gel especial para combatir el calor. La chaquetilla se mantiene a unos 14 grados. Refresca a los pilotos en sus paseos por el paddock, arriba y abajo camino de reuniones y encuentros con los ingenieros. También la llevarán hoy cuando recorran la pista en la caja del camión desde el que saludan a los aficionados. De momento no sirve para la carrera porque no es de material ignífugo y es algo pesado, pero todo se andará.
El asunto del día era la extraña estrategia de Ferrari en la sesión clasificatoria. Habían dejado a sus pilotos en el garaje mientras el resto de coches hacía tiempos bajo la lluvia. Empeoraron las condiciones y ni Alonso ni Massa (tampoco Hamilton) pudieron seguir adelante. Se buscaba dueño a la culpa pero el piloto tiró de liderazgo y evitó la sangría. Con gestos así se gana al equipo, un pasito más en la escalada hacia los altares de la tropa de Ferrari. «Gran parte de la culpa es mía. Soy responsable de lo que pasó al 70 por ciento porque con la previsión que teníamos yo era el que más tarde quería salir».
La maniobra fue tan extraña que el piloto quiso explicar el procedimiento: «Yo hablo con los ingenieros para saber la previsión y luego tomamos decisiones en común. Pensamos que no habría lluvia y por eso me quedé».
Ni mucho menos el ánimo del asturiano andaba por los suelos. «La carrera no ha sido hoy y ya hemos visto algunos sábados con gente sonriente que luego termina abandonando». Que su liderazgo en el campeonato no esté en grave riesgo le ayudó a llevar mejor la decepción de ayer. Tiene a Massa junto a él; y Button, tercero en el Mundial, también sale bastante retrasado (13.º). Incluso Hamilton, cuarto en la general, anda también perdido por el fondo de la parrilla. Y los 25 puntos de ventaja que tiene con Vettel le conceden todavía un margen de error. «Tendría que ganar él y yo no sumar ningún punto y eso no creo que vaya a pasar».
Con todo en contra, Alonso se vio obligado a dar una vuelta a la desesperada en busca de un pase a la segunda toma de tiempos que no se produjo. «Fue un giro a lo kamikaze, que no estuvo limpio, pero el problema era otro, no haber salido a por un tiempo al inicio». De todas formas, el piloto de Ferrari no se entrega antes de tiempo, sobre todo por la condiciones tan cambiantes que se esperan para la carrera. «Estaría más nervioso si tuviese la pole. No querría agua ni sobresaltos, que son circunstancias que favorecen a los que salen en la parte de atrás. Podré elegir si poner antes los neumáticos de agua o pasarme a los de seco una vuelta antes que los demás». Tal posibilidad de variantes es lo que lleva al ovetense a pensar que puede conseguir en Sepang «un buen puñado de puntos importantes para el campeonato, sean cuales sean las condiciones».
En la imagen El piloto asturiano camina por el paddock tras la sesión de calificación. Reuters