Cincuenta y siete vueltas de sufrimiento para nada. Así vivió Alonso el último Gran Premio, castigado en Malasia por una caja de cambios que se negaba a engranar las marchas en las reducciones. Se tuvo que inventar un pilotaje a la antigua, tirando de un invento similar al punta-tacón de los rallies, una técnica de vieja escuela, el abecé de la competición. En cada curva, en cada frenada, el asturiano tenía que acelerar el Ferrari en vacío, en punto muerto, para que entrase la velocidad. Imposible apurar las frenadas; una quimera, por tanto, adelantar. El piloto se machacó y obligó a la máquina a un esfuerzo extra. A dos vueltas del final, cuando al menos tenía un par de puntos para seguir líder, el motor se rompió. Quedaba la duda de saber si una cosa tenía relación con la otra. Y Ferrari la despejó ayer por la vía oficial. Su ingeniero de motores, Luca Marmorini, lo confirmó. Y, de paso, despejó todas las dudas en cuanto a un supuesto problema de motores. En China, ambos pilotos utilizarán los que les habían retirado en Bahrein.
«El motor de Fernando sufrió en Sepang un fallo estructural que no habíamos detectado durante la pretemporada. Creemos que estuvo relacionado con la forma de pilotar a la que le obligó el problema en el cambio», explicó ayer Marmorini.
Los tres propulsores que ya ha utilizado Fernando Alonso hasta ahora levantan dudas en cuanto a la fiabilidad del Ferrari. Sólo tiene ocho para toda la temporada y la cuenta se complicaría con una rotura más.
Desde que el equipo regresó de Malasia, el trabajo en Maranello estuvo volcado en una dirección. Descubrir qué había pasado con el motor en Malasia y explorar a fondo las dos unidades retiradas en Bahrein. El diagnóstico no ha podido ser más favorable. Tanto que, según desvelan desde el equipo, Felipe Massa y Fernando Alonso utilizarán este fin de semana, en China, las unidades que les retiraron en Bahrein por precaución.
Incluso descartaron que los problemas de los coches Sauber, impulsados por Ferrari, estuvieran relacionados. «Ellos rompieron por un fallo en uno de los sensores eléctricos», explica desde Ferrari Luca Marmorini.
Así que la escudería italiana llega al fin de semana con la confianza de que lo del F10 fue una gripe pasajera, de la que no hay por qué preocuparse. Además, en Shanghai se esperan temperaturas bajas y posible lluvia. Un alivio para Ferrari, que cuando tuvo más complicaciones fue en las calurosísimas carreras de Bahrein y Malasia.