Joaquín era la viva imagen de la felicidad. El pequeño madrileño, de cinco años, había celebrado alborozado el sábado el pase de Fernando Alonso por vez primera en la temporada a la Q3 y la posterior octava plaza conseguida en la parrilla por el piloto asturiano. Las imágenes del chaval saltando de júbilo ataviado con una cazadora de McLaren habían sido recogidas por todas las televisiones y no pasaron desapercibidas al bicampeón ovetense, que a su llegada ayer al circuito de Montmeló le buscó para regalarle una gorra, una fotografía y un par de minutos que recordará toda la vida.
Unas horas después Joaquín volvía a celebrar que su ídolo terminaba una carrera más en los puntos: octavo al rebufo de Carlos Sainz y después de haber salvado ambos por los pelos la trampa mortal en la que un trompo de Grosjean había convertido la curva tres del circuito barcelonés tras lanzarse la salida. Por delante, una vez más, Lewis Hamilton y Valtteri Bottas reafirmaban la tremenda superioridad de Mercedes; Max Verstappen desmitificaba el influjo de la aerodinámica al defender la tercera plaza completando más de veinte vueltas con el alerón delantero damnificado, y Ferrari sufría un nuevo y doble revolcón, primero con el abandono de Kiki Raikkonen, y después sin que Sebastian Vettel lograra encontrar un ritmo suficiente como para alcanzar el podio a pesar de sus juegos de estrategia. Tras el sprint de las dos primeras victorias del año, el alemán ya está 17 puntos por debajo del británico en la general.
Al mejor sábado de Fernando Alonso en la parrilla le sucedió el peor domingo, en resultado, en carrera. Pero el octavo de ayer, tras el quinto de Australia y los séptimos puestos de Bahrein, China y Azerbaiyán, tiene un valor especial más allá de los puntos. Un valor que refuerza de manera especial al piloto sobre la máquina. McLaren puede haber ganado algunas décimas, pocas, con el novedoso morro estrenado en Montmeló, pero le sigue faltando velocidad punta en recta para tan siquiera soñar con acercarse al podio.
Pese a ese innegable déficit, Alonso es uno de los tres únicos pilotos, con Hamilton y Vettel, que han puntuado este año en todas las carreras disputadas, cinco; suma ya más puntos él solo en cinco citas (32) que los logrados por McLaren en su conjunto en todo el 2017 (30), y ocupa una séptima plaza en la general de la temporada que, tras Hamilton, Vettel, Bottas, Raikonen, Ricciardo y Verstappen, le convierte en el líder de la segunda división del "Circo". Y es el único piloto que ha ganado siempre este año a su compañero de escudería: 5-0 sobre Stoffel Vandoorne en las clasificatorias y 5-0 en las carreras, sumando ayer el belga el primer abandono de McLaren en el curso actual.
Tempestad y calma. Lo ganado el sábado por Alonso en la clasificatoria lo perdía de golpe y porrazo el asturiano en la salida. Penalizado por tener que iniciar la prueba por la parte sucia del trazado, se vio superado y frenado por el madrileño Sainz en el interior de la primera curva y ello le llevó a intentarlo por el exterior. No ganó posiciones? pero al menos pudo salir de la pista para eludir a un Grosjean que había perdido el control de su Haas, lo que no conseguían ni Hulkenberg (Renault) ni Gasly (Toro Roso). El asturiano caía a la undécima plaza, pero al retirarse el coche de seguridad ya entraba en la zona de puntos (décimo) tras protagonizar un magnífico adelantamiento sobre el Force India de Ocón en medio del curvón de la tres ¡y por el exterior! Lo pasado de ahí a la octava plaza final se resume en la posición ganada con el abandono de Raikkonen y la conseguida en carrera al dar cuenta del Sauber de Leclerc en el giro 37.
Paseando a Miss Daisy. Por delante, Hamilton mandó de principio a fin salvo el puñadito de vueltas en las que cedió el liderato a Verstappen cuando él realizó el cambio de neumáticos, mientras los Red Bull retrasaban al máximo el suyo. Pero el dominio del británico desde la pole fue abrumador, a ritmo constante de vueltas rápidas con récord del circuito incluido. Su dominio era tal que daba la impresión de ir conduciendo en modo automático, paseando a Miss Daisy sin un sobresalto en las curvas, protegido además por un Bottas que no sólo suma sino que descuenta a Ferrari. El guardaespaldas ideal. Ni una preocupación para el británico en contraposición a la tensión que rodea siempre a un Fernando Alonso que reclamaba de continuo información al garaje sobre las posibilidades de que descargara un chaparrón que pudiera animar, para bien o para mal, el cotarro. Pero las nubes se limitaron a amenazar y Montmeló volvió a comportarse como un circuito totalmente previsible.
Himno corto, largo himno. En Montmeló las escuderías estrenan tradicionalmente su primer gran paquete de novedades aerodinámicas. Nada nuevo. Pero las novedades se extendieron este año a los prolegómenos de la carrera con la interpretación de los himnos, pues al de España se sumó en esta ocasión el de Cataluña, en versión polifónica y extralarga, un punto, o dos, políticamente provocativa y que motivó caras de extrañeza entre los pilotos y los responsables de la organización. Consecuencia de los tiempos políticos que corren. Para el próximo año quizás Ada Colau reclame el "Barcelona" de Mercury y Caballé. Para poner el contrapunto político, Alonso y Sainz celebraron su magnífica carrera y su suma de puntos dando una vuelta de honor con la rojigualda prendida al halo de sus monoplazas.
Mónaco, Canadá, Le Mans? Cinco carreras consecutivas este año con Fernando Alonso en los puntos y cinco años ya de su última victoria en el "Circo", aunque venga el asturiano de superar su "mono" de victorias con la lograda hace ocho días en el circuito belga de Spa en la primera cita del Mundial de Resistencia. Ahora un mínimo descanso antes de afrontar dos citas que, por las características de sus trazados, pueden adaptarse mejor a las condiciones del McLaren como son los GP de Mónaco (27 de mayo) y Canadá (10 de junio) antes de enfocar la que no dejará de ser el gran objetivo de este 2017: las 24 Horas de Le Mans entre el 16 y el 17 de junio. Con Toyota todo será más sencillo, que no fácil.