«Ferrari, muy competitivo». El escueto mensaje salía directamente de las entrañas de la Scuderia. A través de Twitter, la red social de moda, la que a base de frases cortas refleja el estado de ánimo del usuario, el equipo de Fernando Alonso expresaba su optimismo. Con cautela, sin fanfarrias, pero conscientes de que las cosas habían salido bien. Llegaba el equipo cruzando los dedos con un F10 completamente nuevo, minuciosa labor de cirugía para dar a sus pilotos un coche más cercano a los intratables McLaren y Red Bull, grandes rivales hoy en la pelea por la pole. Y la cosa tiene buena pinta. El asturiano puso el coche rojo al frente de la tabla de tiempos y, aunque Massa se dejó siete décimas en su mejor giro, las sensaciones fueron buenas.
El brasileño se perdió parte de la sesión porque pegó un trompo después de tocar un piano. Frenó para evitar el muro y el coche se quedó parado en la pista a la espera de que lo remolcaran. El asfalto está todavía sucio y no encontró ninguna vuelta clara para conseguir su mejor tiempo.
Alonso se colocó delante, sí, pero la amenaza es la de siempre. Vettel y Webber rodaron muy cerca del asturiano y los Red Bull tienen la capacidad de aparecer los sábados para arrasar. Así se llevaron siete de las ocho poles de este año, con el único lunar de la que les arañó Hamilton en Canadá. Ayer hubo además mucha igualdad, con siete pilotos en el mismo segundo.
Más madera para el campeonato, calor en la pista con la clasificación en un puño y las escuderías en pleno esfuerzo por dar una vuelta de tuerca a sus coches. En Ferrari tendrán ayuda adicional. Acaban de formalizar el traspaso del verano, que además es un golpe a la sala de máquinas de McLaren. Pat Fry, ingeniero de referencia en Woking y padre del coche que condujo allí Alonso en 2007, acaba de cruzar de acera. Cambia el plata por el rojo y desde el 1 de julio estará en la Scuderia. Ideas inglesas para el equipo italiano. «Es un gran ingeniero y muy buena persona. Nos ayudará a ser todavía más fuertes», dijo Alonso. Lo conoce bien el asturiano de su época en McLaren y tiene todas las bendiciones del piloto.
Curioso fichaje, cuando las escuderías blindan sus secretos con contratos indescifrables que suelen imponer seis meses de ausencia antes de pasarse a un rival. A Fry se le conoce actividad en McLaren hasta el pasado mayo. En Woking inventaron este año el «conducto F». Ganó mucho tiempo con la idea, consiguió un monoplaza muy rápido e hizo enredarse a la competencia en el desarrollo del sistema.
Tiene Alonso ganas de subirse ya al podio de Valencia. Todavía no lo conoce, atrapado en la medianía de Renault en las dos entregas anteriores. Quiere devolver todo el apoyo que recibe y sería el regalo perfecto para sus acompañantes de este fin de semana. En el paddock estaba ayer su esposa, Raquel del Rosario, junto al resto de «El Sueño de Morfeo», David Feito y Juan Luis Suárez. Mañana verán la carrera, antes de seguir con su gira de verano.