Cervezas, canapés, pantalla gigante y bandera de España en la cubierta del «Cervantes Saavedra». Toque de sirena con los goles de Vila e Iniesta. También al final del partido contra Chile. Fervor por la selección en la escudería Hispania y su barco de invitados a disposición para seguir el Mundial. Convidó José Carabante, hijo de José Ramón Carabante, dueño del equipo, un tipo empeñado en que a los únicos españoles se les note en el paddock. «Algún día haremos una paella en el circuito», dijo al poco de comenzar la temporada.
No era fácil llegar hasta el atraque, los hubo que necesitaron coger dos lanchas de esas que llevan invitados de un lado a otro de la Marina Real sorteando embarcaciones de recreo. Los jefes aparecieron en el segundo tiempo. Brindis con champán para celebrar el pase de los chicos de Del Bosque y música de habaneras en la tranquila velada en cubierta.
Algunos siguieron la fiesta por Valencia, pero los Carabante se retiraron pronto al «Blossom», su barco particular. Allí duermen estos días.
Italia ya está fuera, pero Ferrari mantuvo su invitación. Todas las tardes hay partido en su motorhome. Mezcla de nacionalidades, pero mayoría de españoles. Los italianos iban con la selección, cuestión de afinidades. ¿Y Alonso? Al lado, muy cerca, en el pabellón privado del equipo con Emilio Botín. El presidente del Banco Santander rio cuando vio al piloto asomado al balcón, bandera nacional en mano. Apareció otra vez al acabar.
Algarabía en la otra cabaña, móviles y copas de vino por los aires en el festejo de los goles. Miraban tranquilos los brasileños, que habían tenido su fiesta un rato antes, empate a cero contra Portugal y primeros de grupo.
La magia del Mundial invade la Fórmula 1. Luca Colajanni provoca desde su despacho. El jefe de prensa de Ferrari sopla a pleno pulmón una «vuvuzela», la denostada trompeta que hace furor en Sudáfrica. No se habla de otra cosa en el paddock y los que no tienen selección en juego buscan equipo. «Pues yo voy con todos los sudamericanos», dice una colombiana.
En las ruedas de prensa se suceden las preguntas de fútbol. A Alonso le tocó la segunda versión de una que dio titulares el primer día. Siguió en la misma línea. «España tiene más posibilidades de eliminar a Portugal que yo de ganar la carrera en Valencia. Es que están muy fuertes», dice ya con pocas ganas porque él sí que piensa en el Gran Premio.
No hay uruguayos -primeros clasificados para cuartos- en la sala de prensa, tampoco se detectan en el paddock, y los japoneses que escriben de coches no parecen muy interesados en el balón. La jornada pasa medio desapercibida. Un español echa cuentas instalado en el optimismo. «La final nos toca en Silverstone. ¿Podemos llegar los ingleses y nosotros? Sería la leche».
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heino kalis / reuters
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Fernando Alonso, pasando junto a la zona de la Marina Real, durante la sesión de clasificación de ayer.