No lo soporta. Nunca aceptó la derrota y no lo va a hacer ahora, cuando todo Ferrari se está volcando para que el F10 se convierta en un coche ganador. Fernando Alonso mira el calendario y no se impacienta. Maneja los tiempos en función de las tablas de puntos y del largo camino que falta por recorrer hasta la última bandera a cuadros. Cuando el GP de Gran Bretaña haya pasado y Silverstone sea historia, todavía faltarán nueve citas. Suficientes para ganar su tercer Mundial siempre y cuando la máquina lo acompañe.
Alguien le hizo ver al asturiano que la pista inglesa no estaba hecha para él, que de antemano no se podía contar con su victoria. No dudó en corregir. «Ya veremos cómo va el fin de semana. Todas las novedades han funcionado muy bien y no se puede descartar nada. La crono será muy interesante y veremos con los depósitos vacíos dónde está realmente cada uno. Es una pista de mucha carga aerodinámica y será una prueba de fuego para los coches».
Ni siquiera quedó aparcada la posibilidad de lluvia durante la carrera, a pesar de que la temperatura ayer era inusualmente alta para Silverstone. A las siete de la tarde el termómetro llegaba hasta los 26 grados. «Habrá que estar atentos a cómo transcurre la carrera porque los Red Bull son siempre favoritos los sábados pero luego el domingo no lo son tanto. El agua para la carrera no está del todo descartada y es otra variable que habrá que manejar», avisa.
Silverstone presenta un lavado de cara considerable, por cierto. Un trazado más moderno y variado, muy del gusto de Alonso. «Está bien para los pilotos y además es más segura y divertida». Un entretenimiento que difícilmente se convertirá en adelantamientos, aunque la nueva zona tiene en general el aprobado de los pilotos. Al contrario que el bache de la curva 11, muy criticado estos días.
