La frase suena más a arenga que a ultimátum, a pesar de la interpretación que le han querido dar en Alemania. Sobre todo porque quien habla de Michael Schumacher es Ross Brawn, su viejo compañero de carreras, aliado en los años gloriosos de Ferrari y ahora jefe de equipo en Mercedes. Vino a decir el inglés que el Kaiser necesitaba mejores resultados, que no podía terminar siempre por detrás de su compañero Nico Rosberg. «Está siendo una temporada mucho más dura de lo que esperaba. Había grandes expectativas por cómo había dominado el equipo el año anterior y debo admitir que no las hemos alcanzado», dijo ayer Brawn.