Fernando Alonso, calculadora en mano, tendrá motivos de sobra para sentirse satisfecho con el resultado de ayer. Los precedentes no invitaban al optimismo. Los Red Bull se habían mostrado intratables y la presencia de Hulkenberg y Hamilton en las primeras posiciones no hacía mucho por aclarar el panorama. Al final, un tercer puesto con su gran rival, Webber, superado por _su compañero de escudería, es un magnífico resultado para un Alonso que ya tiene un objetivo nítido para ser campeón: le vale ser segundo en Abu Dhabi hagan lo que hagan sus rivales.
El desarrollo de la carrera fue mucho más simple de lo que se esperaba. La salida empezó a poner las cosas en su sitio. Hulkenberg no aguantó las mínimas cotas de presión y cedió el primer puesto de la carrera a las primeras de cambio. Vettel se hacía con el liderato provisional y no lo abandonaría en toda la carrera. Alonso, que partía por la parte limpia del trazado, inició su asedio al puesto de Hamilton desde el primer minuto. El inglés sólo resistiría dos vueltas antes de que un error le privara de la cuarta plaza.
El siguiente objetivo del voraz asturiano fue Hulkenberg. Siete vueltas fue lo que tardó Alonso en devorar al alemán. Por delante, sólo quedaban los Red Bull, enfrascados en otra carrera alternativa en la que las conjeturas sobre un posible adelantamiento de Webber a su compañero ponían pimienta a su plácido paseo.
A partir de este momento, el cuarteto de candidatos –Vettel, Webber, Alonso y Hamilton– comenzó a distanciarse del resto de monoplazas. Las paradas en boxes, donde se preveía que podría residir la clave de la carrera, transcurrieron con normalidad y nadie logró mejorar su posición. Red Bull atendió a sus dos pilotos con equidad. Webber sólo consiguió arañar seis décimas a su compañero de equipo tras la interrupción.
La carrera avanzó entonces entre bostezos, donde sólo las maniobras poco ortodoxas de Massa llamaron la atención del espectador. Hasta que el safety car entró en escena. Vitantonio Liuzzi estrelló su monoplaza justo décimas antes de que fuese doblado por Fernando Alonso, que evitó por poco una situación que podía haberle quitado el Mundial. El accidente de Liuzzi dejó el monoplaza totalmente destrozado y obligó la salida del coche de seguridad, que animó el tramo final _regalando a los espectadores una nueva carrera en la que los tiempos se igualaban y el suspense aumentaba. La diferencia con respecto al primer tramo de carrera era el ritmo que marcaba Fernando Alonso, que vuelta a vuelta iba acercándose a un Webber que llegó a sentir al asturiano a menos de dos segundos de distancia. El «aussie» se defendió y logró terminar por detrás de Vettel, asegurando a Red Bull el título en el Mundial de constructores.
Alonso continúa, así, líder de la clasificación, con 246 puntos, Webber es segundo, con 238, y Vettel, tercero con 231. Al asturiano le basta con ser segundo en Abu Dhabi (el próximo 14 de noviembre) para lograr su tercer título mundial. La calculadora sigue indicando con claridad el camino al título.