Lleva Fernando Alonso en la sangre el veneno de la competición. Dicen sus más cercanos que es insaciable. Al fútbol, al baloncesto, con la bicicleta o esquiando. Hace tres semanas, en Madonna di Campiglio, preguntaba por todas las esquinas qué tiempo había invertido cada uno en el eslalon que montó allí Ferrari. El mundo perfecto es en el que él gana siempre. En el coche depende de su trabajo, pero también de lo que otros muchos hagan. Sin coche, es imposible triunfar. Uno de los secretos de su entrada en Ferrari por la puerta buena es su gran integración. Alonso es un gran motivador. Insistente y exigente, pero tan justo que se exige a sí mismo tanto o más que al resto. De ahí pudieron venir algunos errores del inicio de 2010, del exceso de ganas. «Claro que me impongo presión. A estas alturas siempre quiero ganar el Mundial, pero después las circunstancias son las que deciden. Pero ahora sólo pienso en ganar el Campeonato. Siempre ha sido así», reconoce.
Con el F10 no le fue del todo mal a Alonso a pesar de que se le escapó el Mundial en la última carrera. Ahora tendrá un coche más adaptado a él y a sus circunstancias de pilotaje. «Me sentiré más cómodo este monoplaza. De alguna manera he ayudado a las mejoras que tuvimos el año pasado y he participado en el nuevo. Supongo que tendré más confianza».
Ya no es un recién llegado en el equipo y siente el apoyo del cuerpo de mecánicos e ingenieros. «Cuando llegué hace un año no conocía a nadie. No me sabía ni sus nombres. Ahora les conozco y estoy más integrado. Tengo sus teléfonos y les llamo cada dos días para meterles presión. En los entrenamientos de Valencia veremos si ha servido para algo», comenta.
En la F1 el trabajo del invierno se valora por comparación. Con todos los coches en la pista, el orden de tiempos pone a cada cual en su lugar. En Ferrari hay un clima de confianza, aunque el F150 que se presentó ayer no destacó a primera vista por ningún elemento rompedor. Fernando Alonso no espera un vuelco en el orden de las carreras. «Ferrari tiene todo el potencial, pero McLaren también posee esa capacidad para hacer coches ganadores. Mercedes ha hecho una gran inversión, de Red Bull no voy a decir nada porque son los campeones del mundo y eso lo explica todo».
Se avecina una temporada de desafíos y reválidas en Ferrari. Se la juega Domenicali y su estilo de dirección, Alonso, que quiere su primera corona de rojo, pero también Felipe Massa. Perdió el título de 2008 en la última curva, 2009 se le fue al limbo por su grave accidente y en 2010 despachó un Campeonato muy discreto. Sueña con desquitarse. «Soy parte del equipo y quiero ganar con todas mis fuerzas. Estoy aquí para eso y no solamente para correr», dijo cuando le preguntaron por su papel, si se limitaría a ser un simple apoyo de Alonso. «Confío al cien por cien en el equipo y sé que me pueden dar el coche perfecto», dijo el brasileño.