Hablaba Fernando Alonso para la apelotonada prensa internacional en el diminuto cuartillo de Ferrari en el circuito de Sepang cuando un rotundo trueno interrumpió el discurso del asturiano. Segundos después se desataba el diluvio._Las cuatro en punto de la tarde, el momento exacto en que comenzará la carrera el domingo, que serán las diez de la mañana en España. Y se prolongó durante una hora. Un clásico en las sobremesas de Sepang. Cuando llega la lluvia en la gran ciudad, Kuala Lumpur, decenas de motos se agolpan bajo los puentes por los que discurren las grandes avenidas o el monorraíl. Esperan porque saben que amainará al momento (a veces es cosas de diez minutos) y entonces arrancarán en estampida como en la salida de un Gran Premio del Mundial de 125 c.c.
La Fórmula 1 también lo asume. Para que el espectáculo se vea a una hora decente en Europa, cuando las audiencias de televisión son algo más que fanáticos trasnochadores, hay que correr aquí después de comer. Y resulta que en Malasia suele llover a esa hora. El año pasado la clasificación del sábado fue pasada por agua y de ella salieron perjudicados Fernando Alonso y Felipe Massa por un error en la estrategia de su equipo. Y hace dos años el Gran Premio terminó antes de tiempo porque no había forma de correr con las mínimas garantías de seguridad. Se repartieron la mitad de los puntos con Jenson Button ya al frente de un campeonato que el británico, entonces en Brawn GP, se llevó de calle.
Se pasa del calor sofocante al chaparrón y de nuevo a un infierno de 35 grados y 85 por ciento de humedad en cuestión de media hora. Sufren los pilotos, sufren las mecánicas y también los neumáticos, señalados esta temporada como un elemento diferenciador y posiblemente decisivo en más de una tarde. Y el circuito de Sepang está señalado como una pista «come gomas», así que la previsión es que haya que pasar por el garaje hasta en cuatro ocasiones. Descarten machadas como la de Sergio Pérez (SauberSauberSauber) en Albert Park y su única parada.
Pirelli repite con el compuesto blando y el duro, los mismos que llevó a Australia entre los cuatro disponibles. Tiene toda la pinta de que este fin de semana sea el del estreno oficial de las gomas de agua. Las intermedias, señaladas con el logotipo de la marca en color azul, tienen un leve dibujo de 3 milímetros de profundidad.
Sobre mojado, una de las claves es saber cuándo pasar del juego de intermedias al de lluvia extrema. Con sus marcas irregulares de 5 milímetros de espesor son capaces de evacuar 60 litros por segundo bajo un monoplaza que ruede a 300 por hora.
De las 56 vueltas del Gran Premio –310 kilómetros en total– sale una carrera de tremenda exigencia para los neumáticos. La fortísima frenada de la primera curva es un castigo constante, igual que el desgaste del neumático delantero derecho en el segundo viraje, o que los 830 kilos de peso que soporta el izquierdo de la parte frontal en la rapidísima zona final del primer sector, que es donde las ruedas se la juegan. Y los pilotos.