«Somos pocos, pero nos conocemos casi todos y todo es más familiar». En el campo de rugby de Parets del Vallés, a un kilómetro escaso del circuito, el grupo de aficionados asturianos cumple con su ritual. Sidra, chorizo, gaita y música a cargo del DJ Buki, que nunca les ha fallado. El ambiente es de fiesta. Tranquilo, pero de fiesta; de romería familiar cuajada de asturianía y alonsismo. El grupo, que viene de Villahormes, con «Pedro y el gaitero», llama la atención con su sofisticado sistema para enfriar la sidra: una barrica con depósito de acero y una bomba que mantiene la presión. Basta con abrir el grifo para que la sidra salga con fuerza y bien fresquita. Es parte del ritual, parte de la fiesta. En la tribuna N, su lugar natural en el circuito, están a sus anchas este año. Entre la crisis, que el F150 está como está y que el cierre de la agencia de viajes que comercializaba las entradas les ha cogido con el pie cambiado, la marea azul se ha quedado en marejadilla.
Entusiasmo no les falta, desde luego, y que sean menos no merma el buen ambiente. Pero las imágenes de la tribuna abarrotada y de la pelouse convertida en una romería de dimensiones estratosféricas son de otro tiempo. La peña más fiel a Alonso sudó tinta para llenar tres autobuses, además de un puñado de coches particulares. En los años de esplendor, la cifra llegó a las 5.000 personas. Montmeló era el Carmín de la Pola. Y desde Oviedo llegaron a dar banderazo de salida a cuarenta autocares. Cosas la crisis y de la experiencia iniciática de disfrutar de un Gran Premio, que muchos una vez conocida ya no han repetido. «Quedamos los buenos», dicen algunos, rebuscando algo positivo entre los rescoldos de lo que una vez fue un movimiento global asturiano.
Desde la tribuna disfrutaron de su piloto y del cuarto puesto que se ganó en la parrilla con un esfuerzo descomunal. Y se llevaron su premio. En la vuelta de regreso al pit lane, el piloto fue saludando con la mano. Hoy lo repetirá, pero desea con todas sus fuerzas que sea ya camino del podio.
En la foto Un grupo de seguidores de Fernando Alonso compone su nombre en la tribuna N de Montmeló.