El de Albert Park fue un jueves de inusual actividad para la calma chicha que suele mandar en la Fórmula 1 en las previas de los entrenamientos libres. En la esquina de Sauber, por ejemplo, Pedro de la Rosa reconocía la gran noticia de su equipo. El alerón «humano» de McLaren, ese que consigue más carga aerodinámica gracias a que el piloto tapa con la pierna un conducto situado en el habitáculo que redirige el flujo de aire hacia la parte trasera, estaba preparado para los coches del equipo suizo.
Desde que la FIA dio el visto bueno al invento de McLaren, al no considerar al piloto parte integrante del vehículo y, por lo tanto, no tratarse de un dispositivo móvil prohibido, no ha trascendido que otros equipos se hayan lanzado a la imitación. El primero ha sido Sauber, «aunque no está claro que lo vayamos a utilizar en carrera», señalaba De la Rosa.
Así que las miradas irán hacia la zona superior trasera de los coches blancos de Kobayashi y De la Rosa, pero también a la trasera de otros ocho monoplazas. En concreto, los seis que montan motor Mercedes (McLaren, Force India y Mercedes) y los dos de Renault. Otra vez hubo quien encontró fisuras en la ley y se coló por un agujero (nunca mejor dicho) que convirtió en triples los dobles difusores ya legalizados.
La revisión tras la carrera de Bahrein levantó la liebre entre los comisarios deportivos, que no impusieron sanción alguna, pero sí ordenaron rectificar las piezas a las cuatro escuderías implicadas.