En Bélgica, hace quince días, Jaime Alguersuari vio la cara fea de las carreras. Nunca se había colocado tan adelante en la _parrilla (sexto), y soñaba con un domingo perfecto cuando Bruno Senna le arrolló en la primera curva y le mandó directo al garaje. Ayer, sin tantos buenos augurios (arrancaba 18.º), la competición le devolvió lo que le había arrebatado. Hizo una carrera perfecta, sin errores, y terminó séptimo, su mejor posición en las 39 carreras que lleva de F-1. Con los 7 de ayer ya tiene 16 puntos y mejora a su compañero de equipo, el suizo Sebastian Buemi.
Con dos kilos de menos por las duras condiciones de la _carrera, el piloto barcelonés lograba disimular el cansancio gracias a su inmensa felicidad. «Ha sido una carrera muy dura, pero tenía esperanza de llegar a los puntos». Sufrió como pocas veces en el monoplaza, a través del circuito más rápido del año. Alcanzó los 341,9 kilómetros por hora, la cuarta velocidad punta de la tarde, un apartado que dominó Bruno Senna (347), y consiguió escalar hasta los puntos después de retrasar mucho su segunda parada. «Estoy muy orgulloso de la carrera que he hecho. Creo que he demostrado que soy un piloto sólido y que puedo rodar siempre al límite. En Spa un choque involun_tario me quitó la gloria, pero esta vez una salida caótica me la ha devuelto», concluyó.