Cambia el tiempo en Melbourne y la tan medida Fórmula 1 pierde el paso. Acabó el día de pruebas libres y casi ningún equipo pudo constatar el rendimiento de los neumáticos blandos, fundamentales bajo el nuevo formato que liga la sesión clasificatoria y la carrera al mismo juego de gomas. La fiesta campera del circuito australiano empezó a recogerse cuando las nubes dejaron de ser compañía del sol para convertirse en seria amenaza. Luego llegó el viento y después el agua para enmarañar aún más las ya de por sí complejas listas de tiempos de los viernes. Así que todos se fueron con un signo de interrogación en la casilla de las gomas blandas. Nadie quiso probar con ellas por la mañana, quizá para encontrar condiciones similares a las de la carrera, así que por la tarde los deberes quedaron sin hacer. Los dos Ferrari se fueron muy abajo en lista de tiempos, más preocupados por cumplir con las otras tareas pendientes que por buscar titulares en las previas de la fiesta. A lo mejor esa incertidumbre añade a la carrera la intensidad de la que careció la prueba de Bahrein, según las quejas que llegan desde el potente frente británico de la Fórmula 1.
Los focos apuntaron a los McLaren con la presunta recuperación del equipo inglés -Hamilton primero y Button segundo-, que también en Bahrein brillaron el viernes para después deshincharse cuando hubo que pelear por la pole. Ya nadie duda de que el coche más rápido sea el de Red Bull y no porque Vettel se fuera ayer a la parte baja de la tabla le quitan el cartel de favorito. Pero ahora toca luchar por la pole (7 horas en España, TPA/La Sexta) sin saber qué rendimiento dará el compuesto blando de Bridgestone.
Y aunque esta temporada la manera de tratar los neumáticos inclinará las carreras hacia los pilotos y coches más cuidadosos, no parece que el circuito de Albert Park vaya a convertirse en el mayor enemigo de las gomas. El proveedor japonés lleva a la pista compuestos más duros que los de Bahrein y lo normal es que todos los pilotos se las arreglen sin demasiados problemas con una sola parada para alcanzar la meta.
Los dos coches de McLaren aprovecharon uno de los ratos sin agua para conseguir sus mejores tiempos, a la vez que Alonso y Massa rodaban con sus Ferrari cargados de combustible, como desvelan sus cronos en torno a 1.26 por vuelta, muy similares a los que se verán mañana durante la primera parte del Gran Premio.
Fue un buen día para Michael Schumacher, que rodó rápido cuando la pista estuvo mojada, y una tarde de dudas para otros como el equipo Hispania, que tuvo que dejar al brasileño Senna en el dique seco por un problema mecánico y vio cómo el indio Chandhok se quedaba parado por un contratiempo en el embrague.
Pedro de la Rosa se fue al hotel contento porque el Sauber le da muy buena espina, a pesar de que el equipo tuvo que dar la cara ante el delegado técnico de la FIA, Jo Bauer, tras el incidente de Kobayashi en la matinal. Primero se llevó por delante un bolardo que le destrozó el alerón delantero. Con la pieza repuesta, al llegar a la curva tres el dispositivo, mal colocado, salió por los aires y la FIA decidió presentarse en el garaje a pedir explicaciones por el momento de inseguridad que se vivió en la pista.
El primer día de circuito siempre es complicado en Melbourne. La pista solamente su utiliza un fin de semana al año, al llegar el otoño en Australia. Aparecen los monoplazas y el viernes es un día de problemas por lo resbaladizo del asfalto. Con el paso de los coches el suelo gana agarre y la situación mejora hasta la tarde de la carrera. Igual que hace un año, se correrán a las cinco de la tarde en horario local, cuando el sol empieza a caer y algunas zonas sombrías pueden despistar a los pilotos, sobre todo en las frenadas.
En la imagen Los mecánicos de Ferrari ensayan un cambio de neumáticos durante la jornada de ayer en el circuito australiano de Albert Park. Diego Azubel / EFE