Tiene Fernando Alonso corazón de ciclista. Pausado en reposo, fuerte, robusto… y veloz cuando es necesario, habilitado para acercarse a las 180 pulsaciones que requiere la alta tensión de las carreras. Dicen los fisioterapeutas de la Fórmula 1, convertidos ahora en la mano derecha de los pilotos, que en los segundos previos al inicio de cada Gran Premio el ritmo cardiaco de los pilotos llega al máximo rendimiento, que se acerca al umbral anaeróbico. Es el momento de mayor tensión. Los ojos se clavan en el semáforo, las manos en el volante y soltar el embrague cuanto antes es la clave. Al bicampeón asturiano se le fue ayer la mano en la suerte suprema. Si fuese torero se diría que falló con la espada. Salió antes de tiempo, cuando la fila de cinco bombillas rojas no se había apagado del todo. Y él mismo lo asumió al ver a los demás parados mientras se colocaba primero por delante de los sorprendidos Vettel y Webber. Por eso estaba contrariado al poco de terminar, porque un error humano, un fallo que nunca había tenido en nueve años de carreras, le había alejado de luchar por la victoria. Con el cronómetro en la mano, los 13 segundos que le llevó el castigo de pasar por la calle de los garajes le habría permitido pelear por la carrera. Jenson Button, el ganador, le sacó únicamente 11 en la meta, así que ahí habría estado si se suman los cuatro o cinco que toma cumplir con la recta.
Ya tenía Alonso hechos esos cálculos en su cabeza al terminar la carrera de Shanghai y por eso le sabía todavía peor reconocer el fallo. «Cometí un error inaceptable, impropio. Es la primera vez que me pasa». Él mismo señaló la salida como una situación de alto voltaje. «Engranas la marcha con la luz roja y estás a tope, listo para aplicar todos tus reflejos. Pensé que el semáforo ya estaba apagado y salí pero mi di cuenta una décima después, cuando que seguía la luz y ya sabía que habría castigo. Fue un error mío y no me gusta cometer errores».
Luego lamentó la carrera tan impredecible con la lluvia intermitente. Y aunque apunto que afecta «a todos por igual», sí destacó que su esta vez habían estado afortunados con las previsiones. «Tuvimos el acierto de elegir bien los neumáticos en todos los cambios, pero es muy difícil correr así y no sirve para saber qué ritmo tienes». Había mucha contrariedad en el piloto asturiano y en su entorno porque estaban seguros de que el Ferrari le iba a dar guerra en seco al mismísimo Red Bull, ese coche que parece un misil inalcanzable en las sesiones de los sábados.
«El resultado no está mal, pero si queremos ganar el campeonato no estamos en la media adecuada de puntos. Tenemos que mejorar y esperar por una carrera normal. La única hasta ahora fue en Bahrein y conseguimos poner los dos coches delante», recuerda Alonso. Al final el cuarto puesto no fue un mal resultado, tal y como se le puso la carrera, pero con el tercer lugar en la parrilla no eran esos desde luego los planes iniciales del asturiano. «Sin pensar en la lluvia, el tercer puesto era el peor que podíamos tener ya que era desde el que partíamos, pero es que ni siquiera hemos llegado a eso», dijo.
Cimentó Alonso la victoria del McLaren del británico Jenson Button en un gran acierto de la escudería a la hora de aguantar al inicio de la carrera con los neumáticos de seco cuando comenzó a llover pero sin llegar a empapar la pista. «Acertaron ahí. En realidad se cubrieron porque hicieron una cosa diferente con cada coche. Pero también es cierto que si llega a llover un poco más Button no habría podido aguantar en la pista y no lo habría tenido tan sencillo».
Lo que no hizo Fernando Alonso fue contestar una pregunta sobre la maniobra de Lewis Hamilton y de Sebastien Vettel emparejados a la salida del pit lane. Queda la duda de si no lo hizo por olvido –le habían pedido que respondiese de un tirón sobre un par de asuntos- o porque prefirió no meterse en un jardín tras haber visto al que fue su compañero a toda velocidad por la zona de los garajes poniendo en peligro la seguridad de los mecánicos.
Es la segunda ocasión en que Fernando Alonso termina cuarto esta temporada. También en Australia, en la segunda cita de la temporada, se quedó a las puertas del podio. «Allí me vi atrás por algo fortuito, porque me toqué con Button en la salida y quedé atrapado. Pero aquí todo lo malo fue por un error mío y eso no me gusta», admitió un Alonso que aseguraba no tener ni idea de cómo saldría de China ante el caos aéreo en gran parte de los aeropuertos de Europa. Ferrari se ocupaba de todo.