Llega el Mundial a Hockenheim mientras el verano arrasa en España. A la troupe de la Fórmula 1 la reciben con agua en Alemania, pero también con calor y humedad. Los seis pilotos locales (Vettel, Schumacher, Rosberg, Glock, Hulkenberg y Sutil) se llevan las atenciones en el primer día con pilotos en el circuito, que no en la pista. Toma de contacto para calibrar intenciones, para reconocer en Alonso una ambición intacta por el título, para descubrir que Schumacher ya no tiene al asturiano en su lista de favoritos y para confirmar que Vettel y Webber directamente no se soportan. Sus palabras suenan huecas, a falsa reconciliación, porque su lenguaje corporal no puede ser más frío. Apenas se miran en la rueda de prensa oficial, y el australiano dice que no se arrepiente de su reivindicación por radio nada más cruzar ganador la meta de Silverstone. «No está mal para el segundo piloto, ¿verdad?».
Ferrari aparece con la palabra revancha grabada a fuego. Con el deseo de demostrar que detrás de los incidentes de Valencia y Silverstone hay un coche ganador y al menos un piloto que todavía pretende ganar el campeonato, a pesar de la desventaja de 47 puntos, los que el líder, Hamilton, le toma a Alonso, quinto en la general. El asturiano tira de calculadora ante el doble reto de Alemania y Hungría en dos domingos consecutivos de carreras. «Queda mucho, se está hablando de teóricas finales que no lo son tanto, aunque debemos recortar las diferencias cuanto antes e intentar llegar al parón de agosto a menos de 30 puntos, otra vez metidos en la lucha».
El F10 iba de maravilla en Silverstone, pero otra vez el coche de seguridad y una sanción muy inoportuna acabaron con la carrera de Alonso. De ahí viene su optimismo. «Estamos mucho mejor de lo que dice la clasificación y si las carreras de Valencia e Inglaterra hubiesen sido normales, ahora mismo estaría de líder», asegura.
Para cumplir sus cálculos de remontada no debería bajarse de los dos próximos podios e incluso tendría que incluir una victoria. Puede ser en Hockenheim, si se atiende al pronóstico de Hamilton, que ve a los Ferrari favoritos para el domingo. Todo lo contrario que Schumacher, convencido de que la gloria la tendrá un McLaren o un Red Bull. «Cuanto menos peligrosos piensen que somos, mucho mejor para nosotros, espero que en tres o cuatro _carreras cambien de opinión».
Continúa en la pista la batalla tecnológica. Ferrari llega con un nuevo doble difusor que les ilusiona, todo un éxito en el túnel del viento y las simulaciones, susurran en la Scuderia.
McLaren pelea con unos escapes bajos que no acaban de dar el tiempo que prometían, y en Red Bull, con un coche rapidísimo, no entienden por qué no dominan el Mundial y luchan a fondo para evitar daños colaterales de la fuerte batalla interna entre sus dos pilotos.