Y al sexto día falló. Fueron dos horas y media de trabajo intenso en el garaje mientras Fernando Alonso esperaba impaciente las noticias. La mañana arruinada por el primer renuncio del F10, un fallo eléctrico que afectó al motor y que tuvo al Ferrari medio día con las tripas fuera. Después de cinco jornadas de test (cuatro en Jerez y una en Valencia) al asturiano le abandonó su montura. El estreno del tercer chasis salido de los hornos de Maranello se saldó con un borrón que dejó al asturiano en 74 vueltas, su producción más pobre de la pretemporada, acostumbrado a palizas de 130, a completar en un día sin descanso la distancia de dos grandes premios. Así que hoy le toca comprimir la agenda, aplicarse a fondo en su última presencia en el asfalto antes de la hora de la verdad.
«No ha sido un día perfecto, pero aun así me ha servido de ayuda», dijo Alonso a través del conducto oficial de su equipo, porque no será hasta hoy cuando ofrezca sus reflexiones de la pretemporada en primera persona. «Teníamos muchos elementos nuevos en el coche y hemos recogido una gran cantidad de información que ahora debemos entender para sacarle partido, así que ha sido un buen día». Sin brillo en la hoja de tiempos y castigado sin trabajar por la mañana, Fernando Alonso dedicó la tarde a cumplir con labores de estudio aerodinámico, algunas con la nueva y espectacular tapa del motor en forma de aleta de tiburón.
En sus tandas largas llegó a rodar en 1.24.1 o 1.24.2, siempre al inicio, pero las terminaba con tiempos mucho más discretos, en torno al minuto y medio por vuelta. Pudo hacerlo después de superar el trago de la matinal, cuando todavía en frío, sólo 11 vueltas en el cuentakilómetros y nada más que una tanda de siete en el zurrón, el F10 dimitió a la entrada de la curva de la Caixa.
A la plácida pretemporada de Ferrari le sale ahora un pequeño lunar. También Massa sufrió un contratiempo similar en Jerez, la semana pasada, igualmente de índole eléctrico, pero sin consecuencias graves para el ritmo de trabajo. Nada que ver entre una y otra incidencias, dicen desde el interior de la casa roja.
Nadie se libra estos días de sustos menores, ni siquiera el imponente Red Bull, que también se paró ayer después de poner todas las cartas sobre la mesa. A Webber le vaciaron ya el coche ayer, seguramente igual que a Nico Hulkenberg. Así lo creía Pedro de la Rosa del Red Bull, «es que si rodó cargado sería un misil», dijo después de terminar cuarto y muy satisfecho.
Jaime Alguersuari no pudo brillar esta vez como hizo en Jerez. Le tocó paliza, 111 vueltas para ser el más laborioso de los once en la pista, y, aunque terminó el tercero por la cola, puso al Toro Rosso en el grupo de aspirantes y muy lejos, nada menos que tres segundos, del farolillo rojo que se repartieron Virgin y Lotus.