El «alonsismo» vuelve a estar en plena forma. Después de las dos últimas temporadas en las que el piloto estuvo en Renault, las ilusiones, que nunca se habían perdido, se han renovado con su llegada a Ferrari y el Auditorio vibró ayer, especialmente cuando Alonso vio la bandera a cuadros al pasar primero por línea de meta. El motor de su Ferrari rugía a la par que los aficionados, convencidos de que Alonso culminará el año en lo más alto del podio.
Antes de que se iniciase el Gran Premio de Bahrein, las quinielas entre los casi doscientos aficionados que acudieron al Auditorio pronosticaban una victoria del asturiano, a pesar de salir tercero por detrás de Vettel, uno de los rivales más fuertes, y de su compañero Massa. «Tengo muy buenas sensaciones y el corazón me dice que vamos a ganar, pero aún es la primera carrera y no sabemos qué pasará, pero esperanzas de podio tengo muchísimas», señaló José Vicente García, presidente de la peña Club F1 Oviedo. A pesar de la vuelta a la parrilla de salida del heptacampeón del mundo Michael Schumacher, «de momento un poco oxidado, pero cuidado con él, que siempre fue un buen piloto», dijo García, el peligro, en su opinión, vendrá de McLaren, con Hamilton y Button, los dos últimos campeones. «Ahí va a arder Troya, porque aunque Button es más tranquilo conocemos muy bien el carácter del británico, pero al margen de su relación van a ser dos grandes enemigos, aunque seguro que Fernando podrá con ellos», comentó García, «y tampoco nos olvidemos de Massa», añadió.
A falta de pocos minutos para que se inicie la carrera, los vítores y las palmas acompañan al reportaje que emite la televisión sobre la «marea azul», una afición que nunca abandonó a Alonso y que, como él mismo les pidió tras ganar el campeonato con Renault, nunca dejará de ser azul, aunque el ovetense cambie de equipo. «Aunque todos tenemos algo rojo, esta marea nunca va a cambiar de color», comentó.
Se ponen los semáforos en verde, nadie pestañea. El adelantamiento de Alonso a Massa en la primera curva provoca el delirio de los alonsistas, que también mostraron su apoyo a los otros dos pilotos españoles, De la Rosa y Alguersuari, y lamentaron el abandono del primero por un fallo de su Sauber con un aplauso cuando el catalán se retiró a boxes. Aplausos y gritos de animo a Fernando Alonso se sucedían cada vez que las cámaras se subían en el coche del asturiano o lo enfocaban en algunos puntos de la carrera.
En los últimos metros de la vuelta 34.ª, llega la estocada a Vettel, y el público del Auditorio se pone en pie, silba, salta, aplaude y sonríe, esperanzado de que esto es el principio de algo bueno. Gana Alonso, y muchos ojos brillan, la emoción los invade cuando lo ven en lo alto del podio escuchando el himno español. «Yo sabía que iba a ganar», comentaron Pepe Feito y señora, ambos con unas madreñas customizadas, totalmente rojas y con el logotipo de Ferrari, «temí un poco a Vettel, pero la verdad es que Fernando es mucho más piloto que todos los demás de aquí a Lima, es un crack», sentenció.
Un Auditorio aún a medio gas vibra con la primera victoria de Fernando Alonso en Ferrari