Se cumplen hoy diez años del debut de Fernando Alonso en la Fórmula 1. Fue el 4 de marzo de 2001, en el GP de Australia, sobre un Minardi que se acabó de montar 24 horas antes, con un motor apenas mejorado en los tres últimos años y con algunas pegatinas sobre el chasis retocadas con rotulador. Sólo tenía 19 años y se convertía en el piloto más joven en debutar en la historia del «Circo». No sólo finalizó la carrera, sino que lo hizo en una sobresaliente duodécima plaza.
Aquella carrera de Melbourne confirmó lo que muchos ya habían visto en aquel joven piloto que asombró al mundo del automovilismo con su triunfo un año antes en el circuito belga de Spa en una carrera de la F3000. Sólo unos meses después de aquel debut en Melbourne Bernie Ecclestone, el patrón de la F1, afirmaba que si tuviera que dirigir un equipo elegiría como pilotos al alemán Michael Schumacher y a aquel joven ovetense que bastante tenía con luchar con su Minardi por acabar las carreras.
Diez años después Fernando Alonso ya ocupa por méritos propios un puesto en la historia de la F1; 158 grandes premios y más de 43.000 kilómetros recorridos dejan tras de sí un palmarés que incluye dos títulos mundiales (2005 y 2006), 26 victorias, 63 podios y 829 puntos, que lo sitúan en el ranking general como el segundo piloto tras el heptacampeón Schumacher.
Tras Minardi llegó Renault (en 2002 como probador), la vinculación con Flavio Briatore y los dos Mundiales, el «annus horribilis» en McLaren, la vuelta a la escudería del rombo y el salto a Ferrari... A Ecclestone le preguntaban hace unos días que a quiénes elegiría de pilotos si tuviera una escudería. «Alonso y Vettel», dijo. Cambió de alemán, pero diez años después ahí sigue el asturiano.