Fernando Alonso debió pensar ayer que sirve de poco llorar por penas pasadas. Amaneció en el lujoso hotel de Abu Dabi, el pomposo escenario del último gran fiasco de Ferrari, el que le costó al asturiano su tercera corona. Asegura que, de vuelta a la escena del crimen para la penúltima parada del año, no pensó en la noche más amarga de su _carrera, aquella en la que lloró por primera vez en público. «Estaba esta mañana en la piscina del hotel, veía el paddok, los barcos... y pensé ¡qué sitio tan bonito para hacer un Gran Premio!». El desastre fue hace casi un año, el 14 de noviembre de 2010, cuando todo falló en cadena en la Scuderia. La equivocada vigilancia a Mark Webber, pensar que Vettel no era un rival peligroso, la estrategia creativa cuando más conservadores debían ser, esa entrada al garaje a destiempo y el drama asumido con la carrera todavía en marcha, que se resume con el desesperado mensaje que recibió Alonso por la radio: «Ahora necesitamos que saques todo tu talento». A través de la visera, el piloto sólo veía un Renault infranqueable al tiempo que la gloria se le escurría entre los dedos.
Luego vino la catarsis en Ferrari. Una catarata de despidos, contrataciones para el departamento técnico y la reorganización de los métodos de trabajo.
Alonso, muy dado a encontrar el lado positivo a todo, maneja una teoría peculiar. Cree que si llega a ganar aquel título, Ferrari habría caído en la autocomplacencia, que se habría dejado llevar por la purpurina del éxito y que el trabajo se habría resentido._Pero en el ocaso del curso, se confirma que la temporada es para olvidar, lastrada desde el inicio por los errores en el túnel del viento, agravados al mirar a la acera de enfrente y encontrar un Red Bull demoledor.
Pero dice Alonso, otra vez optimista, que no ha sido tan grave. Que entiende a los que se sienten decepcionados «porque veníamos de lucha por el título», pero que esta temporada han logrado (él y su equipo) evitar los errores de 2010. «Sólo hemos ganado una carrera y entiendo que exista la sensación de que el año ha sido decepcionante. Para mí no lo es porque intentamos no caer en los mismo fallos y lo _hemos conseguido. Solamente tuve un abandono, en Canadá, porque me toqué con Button. En el resto de las carreras hemos dado el máximo, las paradas en boxes han sido buenas, las salidas han mejorado, el tiempo en la Q3 siempre ha sido el mejor del fin de semana y hemos luchado en las carreras hasta la última vuelta».
Y aunque sólo tiene una victoria, ha conseguido, con un coche inferior, subirse siete veces al podio, algo que no ha logrado todavía Felipe Massa y que intentará a toda costa entre este fin de semana y su carrera de casa, en Interlagos, para no ser el primero de Ferrari en treinta años que se pasa una temporada completa sin descorchar una botella de champán. El de la pista de Abu Dabi sería especial para Alonso. Tiene 72 en su carrera, en todas las pistas en las que ha corrido, salvo en la de Yas Marina, a la que la competición llega por tercera vez, desde el estreno de la temporada 2009, cuando el asturiano aún estaba en Renault.
La Fórmula 1 aparece en Abu Dabi con más ganas de rescatar viejas imágenes que de abrir el melón del fin de semana en busca de alicientes cada vez más escasos en un Campeonato resuelto, con un ganador motivadísimo para seguir destrozando récords. Ni siquiera el recurso de mover el mercado caldea el ambiente, porque ninguna de las cuatro primeras escuderías cambiará su alineación. Repiten alineación en Red Bull, McLaren, Ferrari y Mercedes, que anunció ayer la renovación por dos años más de Nico Rosberg.