Habían cambiado drásticamente las condiciones meteorológicas en Hockenheim. Del aguacero del sábado en la clasificación a una carrera con el sol brillando sobre la pista. Cambiaba el clima, y el comportamiento de los Pirelli se convertía una vez más en el enigma que despejar, pero no cambió el protagonista del GP de Alemania. Fernando Alonso salió desde la pole que conquistó bajo la lluvia, dominó la _carrera de principio a fin y con todo tipo de neumáticos –aunque nunca tuviera ventajas significativas–, y alcanza el ecuador del Mundial como líder destacado.
Y es que la suya fue ayer una victoria perfecta, la más real de la temporada, para completar una jornada redonda, pues no sólo sumaba 25 puntos con su tercer triunfo de la temporada (tercero también en Hockenheim), sino que los fallos de sus rivales multiplican sus réditos: Hamilton (McLaren) quedaba ya descartado en la tercera vuelta tras sufrir un pinchazo; Webber (Red Bull) concluía en la misma octava plaza desde la que iniciaba la carrera, y Vettel (Red Bull) pasaba de la segunda a la quinta posición al sancionar los jueces su más que evidente adelantamiento irregular a Button (McLaren) en el giro final.
Cumplida la mitad del calendario el bicampeón asturiano aventaja en la general en 34 puntos a Webber y en 44 a Vettel. Cuarto es Raikkonen (Latus), ya a 56 (más de dos carreras). Los Red Bull, que antes de comenzar la carrera se libraban por los pelos de una sanción por parte de la FIA (página 5), parecen, así, los únicos capaces de discutir el título al ovetense de Ferrari. Claro, que nadie allá por marzo se hubiera atrevido a apostar por el bicampeón asturiano como líder del Mundial al pasarse el ecuador del mismo; pero Ferrari ha sabido crecer con el paso del Campeonato impulsada en todo momento por las manos mágicas del ovetense.
Alonso aprovechó su segunda pole del año para, sin apuros, tomar la cabeza del grupo por delante de Vettel y Schumacher. Esta vez en Ferrari se dejaron de probaturas y pusieron los neumáticos blandos desde el primer momento, la misma táctica seguida por la mayoría de las escuderías. Décima a décima fue incrementando su ventaja el asturiano sobre el alemán hasta superar el segundo en el noveno giro.
Ese segundo impedía a Vettel abrir el alerón móvil para atacarle y permitía a Alonso defenderse sin apuros e incrementar su renta décima a décima. Dos segundos alcanzaba en la vuelta 15, y unas milésimas más en la 18, cuando toma la calle de boxes para realizar el primer cambio de neumáticos (medios). Dos giros después entra Vettel y al siguiente paso por meta la renta alcanza los 3,3 segundos.
Fue la mayor de la que dispuso el asturiano hasta el último giro ante el empuje del alemán de Red Bull, que buscaba una victoria en casa con la que calmar los demonios de su ego, herido en su orgullo al verse con una única victoria por las dos logradas por su compañero Webber, renovado, además, por otro año.
A menos de un segundo se colocó el campeón de los dos últimos ejercicios (vuelta 35.ª) cuando a Fernando Alonso le surgía un inesperado aliado en la figura de Lewis Hamilton, que con todo perdido (había sido doblado) también se permitió su par de minutos de gloria y se desdoblaba del alemán._Esa acción permitió al de Ferrari alargar a un par de segundos su ventaja, lo suficiente como para mantenerse en cabeza tras el segundo y último cambio de ruedas (vuelta 41.ª). No sólo eso, sino que Vettel se veía superado al reincorporarse a la pista por Button, que venía realizando la típica carrera que tanto gusta al británico: remontando sin hacer ruido.
Si hasta entonces la pelea había sido entre Alonso y_Vettel, ahora comenzaba una nueva entre el asturiano y Button, siempre rodando en el margen de un segundo, décima arriba, décima abajo. En el alambre.
Según pasaban las vueltas se hacía inevitable recordar los problemas crónicos del Ferrari en las últimas vueltas con los Pirelli, algo que ya sucedió en Australia, China,_Bahréin y Canadá;_pero en esta ocasión fueron más los nervios que pasaron en el muro de Ferrari, más la preocupación de los seguidores del asturiano, que la que el propio piloto sentía en pista. Cada vez que su ingeniero se comunicaba con él por radio para darle cuenta de la situación de la carrera era Alonso quien le tranquilizaba dándole a entender que lo tenía bajo control.
Y lo tenía. Sin cometer un error, sin entretenerse al doblar rezagados, Fernando Alonso fue el mejor del terceto de cabeza en las vueltas finales. Él seguía sobre raíles mientras Button y especialmente Vettel jugueteaban con las escapatorias.
Ello permitió al ovetense recuperar una renta de casi tres segundos sobre Button, todo un mundo en el pañuelo que fue ayer la carrera, mientras el encorajinado alemán apretaba al máximo en busca de la segunda plaza. Tanto que no le importó adelantar al de McLaren por fuera de la pista en el último giro, lo que le terminaba costando una sanción de veinte segundos que le relegaba hasta la quinta plaza final.
Fernando Alonso, así, alcanzaba las treinta victorias en su último Gran Premio con 30 años. El próximo domingo se corre en Hungría (donde logró su primera victoria, allá por 2003), pero ese día el ovetense cumple ya 31. Y a Hungría, primera cita de la segunda parte del Campeonato, llega como líder destacado y con el F2012 en plena forma. Qué lejos quedan las dudas de Melbourne...