La «Alonsomanía» demostró una vez más su fidelidad al piloto asturiano. A pesar de que la carrera en Australia comenzaba a las ocho de la mañana, y que el cambio al horario de verano restaba una hora de sueño, un centenar de aficionados acudieron al Auditorio para seguir en directo la segunda carrera de la temporada. Antes del inicio, uno de los principales temas de conversación fue Michael Schumacher, quien el sábado reprochaba a Fernando Alonso haberle entorpecido en su vuelta rápida en la sesión de clasificación.
«Schumacher debería correr y callar», señaló Víctor Manuel Fernández, miembro de la peña Club F1 Oviedo. Alonso vuelve a salir tercero, y Fernández le augura el mismo éxito de la primera carrera. «Tiene muchas posibilidades de volver a ganar, aunque los Red Bull no se lo van a poner fácil, sobre todo Webber, al que es muy complicado adelantar», indicó antes de reconocer que, aunque nunca dejó de animar al piloto ovetense, esta temporada sus ilusiones están muy renovadas. «En los dos últimos años que Fernando estuvo en Renault se sufrió mucho, es mejor no recordarlo, pero éste pinta muy bien, si no se tuerce mucho la cosa puede que se proclame campeón antes de que finalice el Mundial».
Mientras los pilotos realizan la vuelta de formación los aficionados ovetenses aplauden, silban y tocan sus bocinas, quizá para evitar que cayeran en los brazos de Morfeo aquellos que aún no habían pasado por su casa desde el día anterior, unos cuantos, y que se recostaban en las butacas intentando mantenerse despiertos por lo menos hasta el inicio del Gran Premio. Se ponen los semáforos en verde y los seguidores de Alonso, acompañaron con vítores la salida del asturiano, observan estupefactos cómo el coche de Rosberg impacta en el de Alonso, que se queda parado en medio de la pista, pasando de la tercera a la decimoctava plaza. En ese momento algunos de los presentes en el Auditorio decidieron marcharse, más por el cansancio que por la mala posición en la que se quedó el asturiano. Los que se quedaron no pestañearon durante las 58 vueltas que duró la prueba. A mediados de semana el piloto contestó a los que decían que este año las carreras eran aburridas diciendo que la Fórmula 1 «no era el Circo del Sol», pero lo cierto es que ayer la prueba provocó entre los aficionados de Alonso de todo menos sopor o aburrimiento. Su remontada hasta la cuarta posición y su aguante ante los envites de Hamilton mantuvieron en alerta a los «alonsistas», que celebraron su paso por meta como si de una victoria se tratara.
Uno de los más satisfechos tras el Gran Premio fue Mario Arbía, italiano de Módena, cuna de Ferrari, pero residente en León. «Estoy muy contento, sobre todo porque logramos mantener la primera posición en el Mundial de pilotos», apuntó. Para Arbía, que acude a ver las carreras al Auditorio junto a su novia asturiana, Laura, y un grupo de amigos, «lo primero es Ferrari; ahora está Alonso y lo animo, pero lo mismo hago con Massa». Este apoyo a ambos pilotos provocó una disputa durante la carrera con uno de sus amigos, que recriminaba al brasileño no haber dejado que Alonso le adelantara. «Hizo bien en no dejarle pasar porque él también tenía que hacer su carrera», indicó. Si su filia es la escudería italiana, su fobia tiene nombre alemán: Schumacher. «Es un traidor, tenía que haberse quedado donde estaba porque este año va a hacer el ridículo y estará siempre en las últimas posiciones», dijo.
«Schumacher tenía que haberse quedado donde estaba porque este año va a hacer el ridículo», dice el italiano Mario Arbía