A las sesiones de los viernes siempre hay que otorgarles un valor muy relativo, pues la mayoría de los equipos aprovechan las primeras horas para probar piezas y para ir adaptando los monoplazas a las exigencias de la pista. Y más aun cuando, como ayer, los pilotos se enfrentan a un circuito nuevo y resbaladizo como el de Austin, en el que se sucedieron las frenadas bruscas, los trompos y las salidas de pista. Pero con Sebastian Vettel no hay relatividad que valga ni pista nueva que se le resista. Ayer volvió a marcar el mejor tiempo en las dos primeras sesiones de entrenamientos libres, y eso que se pasó la mayor parte de la segunda en el garaje de su equipo viendo cómo los mecánicos solucionaban un problema en la refrigeración de su Red Bull. Lo arreglaron, dio un par de vueltas, marcó el mejor crono y... hasta luego, Lucas.
El primer día de trabajo en Austin, escenario del GP de Estados Unidos, dejó también claro que el Ferrari de Fernando Alonso, que estrenó alerón trasero y nuevo fondo, puede ser muy competitivo en carrera... pero que tendrá tremendamente complicado discutir hoy la primera línea de la parrilla a los Red Bull. El asturiano marcó el tercer crono de la primera sesión libre tras Vettel y Hamilton, y repitió tercero en la segunda ya tras Vettel y Webber. El alemán sacó nada menos que 7 décimas al australiano y al asturiano, y más de un segundo a los McLaren de Hamilton y Button, cuarto y quinto.
Vettel, así, parte con todo a favor para lograr esta tarde (20 horas) la que sería su sexta pole de la temporada, y Fernando Alonso tendrá que exprimir el Ferrari para conseguir estar a su lado en la salida. Promete batalla el ovetense, consciente de que todo lo que no sea estar en la primera o segunda línea dejaría sus opciones muy tocadas (si Vettel gana y él acaba cuarto, el alemán ganaría ya el título). Y salir más retrasado puede ser sencillamente terrible, teniendo en cuenta lo pronto que debe afrontarse la primera curva. Un «codo» que promete cuando menos emociones fuertes, y probablemente más de un abandono.
Sebastian Vettel, ayer, en el garaje de Red Bull. | reuters