No consigue Ferrari hilvanar dos carreras tranquilas esta temporada. Al esperanzador debut de Australia con el segundo puesto de Fernando Alonso siguió el abandono del asturiano en Malasia al perder el alerón delantero tras un toque, mínimo, con un Sebastian Vettel que salió indemne; al triunfo posterior en China siguió el drama de ayer en Bahréin, donde de nuevo un problema con el alerón, en este caso el trasero, echaba por tierra las ilusiones del piloto asturiano, octavo a base de tesón, garra y empuje. Ganó Vettel aplicando una vez más el rodillo, y sumó cuatro puntos milagrosos un Alonso que no pudo utilizar el DRS ni para atacar ni para defenderse.A base de ritmo y genio. Adelantando a la antigua, sin artificios. A puro huevo.
Ferrari se desangra por los alerones. Tercero, Alonso, y cuarto, Massa en la parrilla, la «scuderia» soñaba con sus dos pilotos en el podio en Bahréin. El ritmo de los entrenamientos lo hacía posible. Pero este año sufre el «cavallino» la maldición de las carreras pares. En la cuarta curva el alerón delantero de Massa salía malparado de un toquecito con Sutil –luego hasta pincharía dos veces–, y poco después Alonso comprobaba cómo el DRS de su alerón trasero le frenaba más que le ayudaba. Se había quedado abierto tras adelantar a Rosberg para situarse segundo, tras Vettel, en la quinta vuelta. Carrera arruinada.
Adelantaron el primer cambio de neumáticos del asturiano para intentar arreglar el desperfecto. También a la antigua, a manotazos.Se cerró el alerón móvil, sí, pero cuando volvió a utilizarlo el asturiano tras regresar a la pista, de nuevo se quedaba abierto, convirtiendo las curvas para el F-138 en una pista de patinaje. Otra vez al garaje para cerrarlo, de nuevo a mano. Ya no podría utilizarlo más...
De segundo tras un Vettel con el que había protagonizado en la primera vuelta una batalla sin cuartel, pero afortunadamente en esta ocasión incruenta, a decimonoveno en la novena. De luchar por la victoria a hacerlo por minimizar daños, por sumar unos puntos que puedan ser importantes. Por arriesgar en Malasia se quedaba en blanco y ahora no había otra que ser más conservador y recoger las migajas que pudieran ir cayendo en el casi medio centenar de vueltas que quedaban por delante.
Con Vettel en otro planeta,Alonso se puso con tesón a la faena. A base de ritmo, de extremar el cuidado de los neumáticos, de conducción a la antigua. Sólo le ayudaría un coche de seguridad, pero este año no hay noticias del MercedesMercedesMercedes de Bernd Mayländer. Tras el segundo cambio de neumáticos, que era su tercera pasada por la calle de garajes, Alonso ya sale decimoquinto. Después del tercero y último, en el giro 40, ya era décimo.
Un punto parecía un buen botín tras tanta desgracia.Dos, todo un tesoro tras ganar la plaza a Rosberg cuando éste, pole pero con muy poco ritmo de carrera, cambiaba sus neumáticos. Pero aún le quedaron arrestos al ovetense para irse por los McLaren de Button y «Checo» Pérez, a los que logró adelantar por frenada. El mexicano, muy peleón todo el día y que llegó a tenérselas con su propio compañero de equipo, le devolvería el adelantamiento «por las bravas» a tres giros para la conclusión.
Con Vettel y los Lotus de Raikkonen y Grosjean repitiendo el podio del pasado año, Alonso sumaba cuatro puntos tras otra carrera milagro. Nadie dijo que fuera a ser fácil, pero nadie esperaba tampoco tantas dificultades este año. EnBarcelona toca carrera impar. Habrá que confiar en Montmeló para recuperar las buenas sensaciones.