«Ninguna sorpresa; lo esperado». Es difícil encontrar una sonrisa en Fernando Alonso tras la clasificatoria de los sábados.Lleva quince carreras y nueve meses, desde el GP de Alemania de julio del pasado año, sin lograr situarse en la primera fila de la parrilla. Por ello intentaba buscar el lado positivo a ese quinto puesto logrado ayer en Montmeló: «Lógicamente, hubiera preferido estar por delante, pero quintos está bien. Estamos en la zona limpia y debemos buscar una buena salida que nos permita ganar posiciones.Además, sabemos que nuestras oportunidades suelen llegar en carrera y que podemos aspirar al podio. El coche tiene un buen ritmo de carrera».
Abre el piloto asturiano una puerta a la ilusión tras el desencanto de verse de nuevo por detrás de las expectativas creadas, y fundadas, en los ensayos libres del fin de semana. Quinto de contrastes en una parrilla cuya primera fila copa MercedesMercedesMercedes, con Rosberg y Hamilton, y tras el Red Bull de Vettel y el Lotus de Raikkonen; quienes se perfilan, una vez más, como sus grandes rivales, pues este año el extraordinario rendimiento de los MercedesMercedesMercedes los sábados (llevan tres poles consecutivas) es directamente proporcional a su falta de competitividad los domingos, debido a la degradación a la que someten a los Pirelli.
Vettel, Raikkonen y Alonso aparecen en la tabla de tiempos separados por poco más de una décima de segundo. Un suspiro mínimo. Los tres aspiran a lo más alto del cajón, pues en este Mundial las sesiones de clasificación han perdido la trascendencia de que gozaron no hace tanto por culpa o gracias al desgaste de los neumáticos. Pirelli pone la sal y la pimienta que faltaba los domingos. Ahora se puede ganar desde la segunda o la tercera fila, así lo proclama el asturiano y así lo ha demostrado ya este mismo año. EnAustralia salió quinto y finalizó segundo, tras Raikkonen; en China partía desde la tercera plaza y ganó la carrera, entonces por delante del finlandés.
Alonso, sobrado en las dos primeras eliminatorias, se guardó un juego de neumáticos extra para la decisiva Q1, pero en el que se esperaba sería su mejor intento no logró rebajar el crono del primero.Bastó una nube para que bajara un par de grados la temperatura de la pista y lo pagó el asturiano.
Y es que el comportamiento de los neumáticos se ha convertido en un nuevo factor a considerar, tan importante como el motor, la aerodinámica y, por supuesto, las manos de los pilotos. La importancia de la parrilla se relativiza: caen en picado los MercedesMercedesMercedes en carrera y suben como la espuma los Lotus. En medio, Red Bull y Ferrari. Por ello será clave para Alonso superar en la salida a un Raikkonen que este año lleva a su monoplaza como la seda y que en el tercio final de carrera saca el mayor rendimiento a los erráticos Pirelli.
La crisis, por lo demás, deja huella en Montmeló. La grada sigue hirviendo al paso de Fernando Alonso, pero la marea azul en el circuito barcelonés ya es historia. Ahora domina el rojo Ferrari, pero nada que ver con la pasión y las entradas de hace unos años. La crisis deja huella en las gradas y en algunos garajes. Como en Williams, que el año pasado se llevaba la pole y la victoria aquí con Maldonado y que esta vez veía a sus dos coches eliminados en la primera ronda, o en McLaren, con Jenson Button condenado a la zona media del pelotón.
En la imagen
Fernando Alonso, por delante del Lotus de Grosjean durante la clasificatoria de ayer en Montmeló. | efe