Ni Lewis Hamilton con su MercedesMercedesMercedes desde la pole, ni KimiRaikkonen y Romain Grosjean sembrando de trampas las últimas vueltas con Lotus jugando dos cartas diferentes, ni Fernando Alonso exprimiendo su Ferrari –vuelta rápida en carrera para el asturiano– apostando a la contra ya desde la salida. Nadie puede conSebastian Vettel. El alemán lograba ayer su primera victoria en casa, la cuarta ya de la temporada tras Malasia, Bahrein y Canadá, la trigésima de su corta pero espectacular carrera deportiva. Y aumenta de paso a 34 puntos su ventaja al frente de la general sobre un Alonso que sólo lograba ser cuarto tras el de Red Bull y los dos pilotos de Lotus.
Vettel se desquitó ayer ante su gente del varapalo del abandono de Silverstone; un «cero» en la tabla que aplaude el resto de la parrilla pues gracias a él este Mundial sigue teniendo vidilla. Porque los males de Red Bull volvieron ayer a cebarse con Mark Webber, que a punto estuvo de causar una auténtica tragedia cuando en el primer cambio de neumáticos perdía una rueda que golpeaba en la cabeza a un cámara afortunadamente sin consecuencias graves, mientras la remontada de Alonso, octavo en la parrilla, tropezaba en el escalón anterior al podio.
Hamilton sucumbió al ataque delos Red Bull ya en la salida
A Hamilton la ventaja de la pole le duró un amén. Media docena de metros. Vettel por un lado de la pista y Webber por el otro engullían al MercedesMercedesMercedes del británico en la salida, mientras Massa, séptimo, lograba adelantar al Toro Rosso de Ricciardo y Alonso bastante tenía con aguantar la octava plaza desde la parte sucia del trazado.
Massa y Alonso se la jugaban con los duros, confiando en alargar la vida de sus Pirelli y en que el pelotón delantero (Vettel, Webber, Raikkonen y Grosjean) achicharraran en pocas vueltas sus blandos. Pero la ilusión de Massa se esfumaba en la cuarta vuelta, con la caja de cambios bloqueada tras un espectacular trompo fuera de la pista. Vuelta a las andadas del brasileño, con su tercer «cero» de la temporada.
Red Bull se encargaba de eliminar a Webber de la pelea en la novena vuelta al perder una rueda –aunque aún tuviera arrestos para regresar y acabar en los puntos–, mientras la esperanza de que la estrategia pudiera llevar a Alonso cuando menos al podio se venía abajo en el decimotercer giro. Había aprovechado el asturiano los cambios de neumáticos de quienes le precedían para ascender a la segunda plaza tras Grosjean, pero en aquella decimotercera vuelta tenía que cambiar sus neumáticos duros cuando el francés aguantaba en pista con los blandos.
Al cumplirse el primer tercio de carrera (vuelta 20), otro jarro de agua fría. Alonso se empantana ante Hamilton luchando por la quinta plaza.Pero fue retirarse a boxes el británico y abrirse de nueva la puerta de la esperanza. Bianchi quema el motor y abandona el coche fuera de la pista en una zona en cuesta. ElMarussi cobra vida y cruza de culo la pista de lado a lado. Coche de seguridad, aunque el peligro en realidad ya había pasado.
Cuando Bernd Maylander retira su MercedesMercedesMercedes de la pista comienza una nueva carrera a 30 vueltas. A Vettel, Grosjean, Raikkonen y Alonso les había dado el tiempo justo para entrar a boxes y salir todos con un juego nuevo de neumáticos duros. Medio Gran Premio. Y Vettel que, fiel a su estilo, se marca dos vueltas rápidas consecutivas para coger ventaja.
Pasan las vueltas. Ni Alonso es capaz de acercarse a Kimi pues debe mimar sus neumáticos ya que está obligado a poner los blandos en un último cambio, ni Grosjean de apurar a Vettel. Lotus se la juega en el giro 41. Adelanta el paso del francés por el garaje y fuerza a Vettel a copiar la estrategia.En Red Bull ni se inmutan. Raikkonen y Alonso dan siete vueltas al frente de la carrera hasta que entran a poner blandos en la 48 para jugarse sus opciones en un auténtico sprint. Kimi sale segundo tras Vettel; Fernando cuarto tras Grosjean. Aprietan al ritmo de vueltas rápidas, pero no llegan a tiempo. El uno para superar a Vettel, el otro para alcanzar el podio.
No tenía más fuerzas Alonso, que tras pasar bajo la bandera, agotado, paraba su monoplaza para dejar que un comisario le llevara en moto hasta su garaje. Él ya había dado lo máximo a lomos del cavallino. Pero lo máximo sobre el F138, hoy en día, no es suficiente para frenar al insaciable Vettel.