La diferencia que separa hoy al binomio que forman Sebastian Vettel y su Red Bull con el resto de la parrilla sólo es comparable a la existente en su día entre el también alemán Michael Schumacher y su Ferrari con sus competidores. El Kaiser logró entonces cinco coronas consecutivas (2000-2004) y su delfín bien puede decirse que sentenciaba ayer su cuarto título con su inapelable victoria en Singapur, la séptima de la temporada y la tercera consecutiva.
A Vettel le da igual correr de día o de noche; en circuitos rápidos o de curvas superlentas como el de ayer de Marina Bay dada la diferencia de su monoplaza con el resto. Ayer, dos segundos más rápido por vuelta. Ha ganado las tres carreras disputadas tras el paréntesis vacaciones –Bélgica,Italia y Singapur– y lo ha hecho las tres ocasiones por delante de un Fernando Alonso que, sacando lo que no tiene del Ferrari, parece una vez más destinado a ganar el honorífico título de mejor piloto de la parrilla, aunque en la tabla quede condenado a verse un peldaño por debajo del alemán.
A Vettel la bastó con aguantar en las dos primeras curvas la embestida del MercedesMercedesMercedes de Rosberg para poner tierra de por medio a un ritmo exageradamente superior al del resto, en tanto el asturiano protagonizaba una de las mejores salidas que se recuerdan pasando de la séptima a la tercera plaza tras dar cuenta en apenas doscientos metros del francés Grosjean, del australiano Webber, del inglés Hamilton y de su todavía compañero Massa. Una lección soberana de sangre fría y agallas de un piloto superlativo que pese a ello no podrá evitar que el bisonte rojo de Vettel pegue una nueva cornada a su rojo cavallino. Pero al menos gracias a Alonso el «Circo» no se desangra en el aburrido dominio de los Red Bull.
Dos vueltas, las dos primeras, le bastaron a Vettel para alcanzar un colchón de cuatro segundos sobre Rosberg y de cinco ante Alonso. Cuando la dirección de carrera permitió el uso del DRS para facilitar los adelantamientos, Vettel ya tenía media recta de ventaja sobre el segundo. A partir de entonces no hizo sino aumentar progresivamente la diferencia hasta niveles que deberían sonrojar a los responsables de Ferrari, MercedesMercedesMercedes o McLaren.
Cuando Alonso realizó el primer cambio de neumáticos se encontró al regresar a la pista con el tapón del Force IndiaIndia de DiResta que le retrasaba respecto a Rosberg, pero el accidente de Ricciardo en el 25.º giro dieron la opción a Ferrari de jugarse el todo o nada con un nuevo y arriesgado cambio de los Pirellis.
No había faltado el coche de seguridad en ninguno de los anteriores cinco grandes premios disputados en Singapur y tampoco faltó ayer. Entró Alonso al garaje y salió quinto con los neumáticos duros dispuesto a estirarlos durante más de media carrera, mientras los Red Bull y MercedesMercedesMercedes confiaban en el mejor ritmo de sus monoplazas y optaban todos por realizar un posterior cambio.
Retirarse el coche de seguridad y desaparecer Vettel fue todo uno. Tres segundos colocó a Rosberg en un solo giro, mientras Alonso ya se situaba a casi siete. Pero las opciones del asturiano no pasaban entonces por arriesgar y apretar los dientes como en la salida, sino en mantener el mejor ritmo posible sin achicharrar los neumáticos para poco a poco ir dando cuenta de quienes le precedían cuando tuvieran que pasar por boxes.
En el giro 41 entró Webber; en el 42 lo hizo Rosberg y en el 44, Hamilton. El ovetense –piano, piano– ya era segundo. En el 45 llega el turno de Vettel pero éste no cuenta. Entra primero y sale primero. Ahora toca mirar por el retrovisor, controlar a un Button que aún aguantaría diez vueltas en posición de podio hasta verse superado por KimiRaikkonen.
Si superlativa fue la carrera de Alonso, otro tanto hay que decir de la del finlandés. Con dolores en la espalda, enfadado con el equipo porque no le pagan y saliendo decimotercero terminó en el tercer escalón del podio.
En definitiva: carrerón extraordinario de Alonso, carrerón maravilloso de Raikkonen... y séptima victoria de la temporada en trece carreras para Sebastian Vettel.La ventaja del alemán sobre el asturiano se sitúa ya en 60 puntos cuando sólo restan seis citas para cerrar la campaña.Las tres próxima en Corea, Japón e India, en cuyos trazados firmaba la victoria en 2012 para sentenciar el campeonato como ayer lo sentenciaba en Singapur a falta sólo de que lo confirmen las matemáticas.