Que el alemán Sebastian Vettel gane un nuevo Gran Premio, el trigésimo octavo de su palmarés, no es mayor noticia. Pero que sume ya doce victorias esta temporada y ocho consecutivas realza el valor de su triunfo. Ayer, en el circuito estadounidense de Austin, ejecutó una nueva sinfonía a los mandos de su Red Bull. Como tantas otras veces en los últimos años. Sale desde la pole, cobra unos segundos de ventaja sobre el segundo –en este caso, el francés Grosjean, que alcanza así su mejor puesto histórico–, coloca su monoplaza en una velocidad de crucero inalcanzable para el resto y levanta el índice al cruzar la meta.Así, doce victorias este año, marca que sólo queda por detrás de los trece triunfos que logró el también alemán Michael Schumacher en 2004 con Ferrari. Así, ocho carreras consecutivas, lo que nadie antes había conseguido en los sesenta años de la historia del «Circo». Le queda Brasil para redondear un año mágico.
Austin, por lo demás, certificó el subcampeonato del bicampeón Fernando Alonso, el tercero de su palmarés y los tres con Ferrari: 2010, 2012 y el actual. Lo firmó el asturiano tras un meritorio quinto puesto y después de verse relegado en la salida a la séptima plaza por el mexicano «Checo» Pérez, un piloto con una dosis extra de adrenalina en la carrera después de conocer la decisión de McLaren de prescindir de sus servicios para la próxima campaña.
No es el de Austin, pese a su anchura, un circuito fácil para los adelantamientos. El primero tras la salida no llegó hasta la vuelta trece, cuando Webber ganaba la tercera plaza ante Hamilton. Ahí quedaron ya establecidas las cuatro primeras posiciones hasta el final: Vettel,Grosjean, Webber y Hamilton. Intocables.
La lucha se planteaba unos metros por detrás, con Alonso con su Ferrari tras el McLaren de Pérez y el SauberSauberSauber de Hulkenberg. En la vuelta vigésima tercera el mexicano entra a realizar el cambio de neumáticos y el ovetense aprieta. Cuatro giros con el cuchillo entre los dientes le permiten apurar la salida. Emoción máxima, como quince días antes en Abu Dabi. Y de nuevo victorioso en la batalla para recuperar la sexta plaza que tenía en la parrilla.
La prueba entró entonces en otra de sus habituales etapas de calma. De ese sosiego que es el preámbulo de la tempestad. Llegó al cumplirse la vuelta cuadragésima. Alonso vuelve a la carga y comienza una «caza» a Hulkenberg que culminaría en el giro 45 con un precioso interior. Quinto. «Estoy contento de ser subcampeón y el primero de los mortales», afirmó el asturiano con sorna tras la carrera en referencia a la tremenda superioridad del binomio que forman el alemán Vettel y su Red Bull.
Había cumplido el asturiano su objetivo de mínimos en Austin: asegurar matemáticamente el subcampeonato, pues del podio se había despedido ya en la salida. Y había minimizado pérdidas para Ferrari en la lucha por el subcampeonato de marcas contra MercedesMercedesMercedes, pero esta vez la «Scuderia» no pudo contar con la ayuda de un Felipe Massa que estuvo toda la carrera por detrás de la décima plaza, la última que reparte puntos. Queda Brasil para remontar quince puntos. Felipe se despide de Ferrari en su casa. Puede servirle de estímulo.