Sufrió durante 38 vueltas, se fajó, cerró huecos y notó el aliento de Sebastian Vettel una y otra vez sobre su Ferrari. No le dio tregua, al alemán, no le concedió el hueco que necesitaba y llevó al F10 al segundo escalón del podio. Fernando Alonso estaba feliz porque había sacado petróleo de un coche que no tenía ni de lejos el ritmo de los Red Bull. Y porque alcanzaba el descanso del verano a solo 20 puntos del líder, aunque todavía el quinto en el Mundial. Hace un par de semanas, el asturiano llegó a Alemania con un discurso arriesgado. Dijo que se veía con fuerza para luchar por el campeonato, que tenía sus opciones intactas y que solo necesitaba la suerte que le había faltado en Valencia y Silverstone. Hubo quien le tomó por un optimista excesivo, cuando navegaba en el Mundial a 47 puntos de Hamilton, que tenía entonces el liderato perdido ayer. Ganó en Hockenheim pero apenas lo pudo celebrar por la polémica de las órdenes de equipo. La segunda posición de ayer le supo a victoria. Parecía imposible conseguir tanto con un coche que estaba tan lejos de los dos mejores. Le ayudó el despiste de Vettel cuando dejó escapar más de la cuenta a Webber tras el safety car. Aprovechó la sanción al alemán (drive through) para escalar otro peldaño y le pegó un mordisco a la clasificación con el abandono de Hamilton.
Pero llegar hasta allí le costó un esfuerzo supremo, con Vettel subido a su chepa, y sangre en el ojo ante el olor de la presa. «Me sentía como un doblado, como un piloto de los equipos nuevos. Lo daba todo pero él era mucho más rápido. Tuve suerte de que sucedió en este circuito. Es muy difícil adelantar aquí. Si pasa en otra pista, como en Hockenheim la semana pasada, o en Spa (la próxima carrera) no habría durado ni un par de vueltas».
La clasificación deja a Alonso a tiro de piedra del nuevo líder. «Es Mark (Webber). ¿A cuánto estamos?», preguntó, todavía sudoroso, en la mesa reservada a los tres primeros. La dijeron que eran veinte puntos y asintió satisfecho. «Antes de ir a Alemania teníamos una desventaja de 47 y la hemos reducido a la mitad. Sigue siendo mucha diferencia, sobre todo viendo lo fuerte que está Red Bull y que McLaren es competitivo, a pesar de que han tenido un mal fin de semana. Con nuestro coche y lo que hemos mejorado seguiremos teniendo oportunidades, pero no será fácil».
La segunda posición y el recorte en el Mundial no ciegan al piloto de Ferrari, que en el lado negativo encuentra la alarmante diferencia de ritmo que tuvo durante todo el fin de semana respecto a los Red Bull. «En realidad merecíamos un tercero, pero sabía que en la salida podía hacer algo. Llegué a la primera curva delante de Webber y hasta de Vettel, pero fue otra vez agresivo y se protegió», dijo, sin olvidar la maniobra del alemán en la salida de Hockenheim. «Estoy contento pero tenemos que ser realistas sobre lo que pasó este fin de semana. Nuestro ritmo de carrera no era suficiente para competir con Red Bull. Fue un gran resultado pero debemos esforzarnos y seguir mejorando el coche».
Fernando Alonso en el podio de Hungaroring. laszlo balogh / reuters