Quien espere un mensaje de rendición de parte de Alonso no lo encontrará. No es el asturiano de los que se rinden ni dan el brazo a torcer. Le tachan a veces de ir con sus ideas hasta el final, de ser incluso cabezota, pero de ahí, de esa tenacidad, le vienen sus éxitos. También los fracasos. Dejó ayer una muestra cuando abundó en que sus reglajes de agua eran perfectos para la carrera. Si en ese punto no cedía, tampoco lo iba a hacer con 150 puntos en juego cuando su desventaja es de 41. Pregunta: «¿Todavía crees que puedes ganar el Mundial?». Respuesta: «Sí». Suficiente para saber que lo intentará hasta el último momento. Se siente en deuda con Ferrari, con la confianza que han depositado en él, y se dejará la piel en el intento. «En Monza quiero dar una alegría a los tifosi. Será un honor pilotar un Ferrari en Italia, algo especial, espero hacerlo bien y ofrecer un gran espectáculo». Carrera perdida, carrera olvidada. Al instante.
Admitió el error en el tramo final, con matices. «Toqué el piano y la hierba artificial. Perdí el control y me golpeé contra la protección. Iba octavo y los puntos tampoco servían de mucho, así que necesitaba arriesgar por unos cuantos más». En realidad, su carrera se estropeó antes de completar la primera vuelta, cuando Barrichello se lo llevó por delante en el tumulto de la chicane, con las posiciones todavía sin definir del todo. El brasileño se disculpó. «Me defendía de Rosberg cuando toqué el freno. A pesar de mi experiencia no sabía cómo estaba la pista de mojada en la primera vuelta. Toqué el freno, incluso pensé que era demasiado pronto, pero no fue suficiente para frenar el coche y me fui directo contra Alonso. Lo siento».
Escaso consuelo para el asturiano. «Entré en la chicane, frené y noté el golpe. La pista estaba mal en esa zona, muy húmeda, y yo me encontraba en el lugar equivocado, en el momento equivocado». Lo entendió el piloto de Ferrari, que se fue directo a los garajes y aprovechó para poner neumáticos de agua. «Si no me dan el golpe habría seguido con los de seco, pero tenía que entrar porque el coche estaba muy mal. En las rectas se iba hacia la derecha». Tuvo que lidiar el resto de la tarde con una dirección tocada, además de afrontar el Gran Premio como una remontada imposible. Ningún signo de duda por haber salido con reglajes de agua. «Eran perfectos. Si hubiera pasado limpio la primera vuelta a lo mejor podría haber estado en el podio. Estuve último y llegué a estar a diez segundos del tercero. Los reglajes eran buenos». Fue su apuesta personal, con el visto bueno del equipo, pero no pudo exprimirla.
Al Mundial le quedan todavía seis de las siete etapas que marcaban el sprint final entre los cinco candidatos. «Hemos fallado en el primero, pero todavía puedo ser campeón y no nos queda más remedio que hacerlo mejor en las siguientes».
Sin pegas para la victoria de McLaren -«se lo merecieron, porque eran más rápidos»-, Alonso lamenta haber perdido en una carrera «los 27 puntos que había recuperado en dos», y advierte de lo que pasará hasta el final: «Tocará estar un fin de semana arriba y otro abajo».
Iba octavo y los puntos tampoco servían de mucho, así que necesitaba arriesgar por unos cuantos más
Alonso, en el box de Ferrari ante un gran póster suyo. / reuters