Gesto torcido de Lewis Hamilton, el casco bajo el brazo y el mono a medio desabrochar. El piloto británico salta la valla y camina por la vía de servicio. Le recoge un muchacho en moto y le devuelve al garaje de su equipo. Avanza el piloto por el pit lane hasta perderse en las tripas del box. Al rato, una grúa de asistencia deposita el maltrecho McLaren junto a la recta de meta. Con matices, la imagen se repite por tercer fin de semana consecutivo. Apenas se había enroscado ocho veces a la pista de Suzuka cuando salió trastabillado de Degner, la curva anterior al pequeño túnel del circuito japonés. Sobre la gravilla, no pudo frenar el coche y terminó estrellado contra el muro.
Comenzó la batalla en McLaren con el reloj de rival. Suspendido el turno de comidas para los mecánicos, tocaba recomponer el MP4-25 para rescatar aunque fuera un puñado de giros de la tanda de trabajo libre. Al monoplaza destrozado lo recompusieron poco a poco y todavía le robaron diez minutos a la sesión. «Asumo la culpa, quizás estaba forzando demasiado», admitió Lewis Hamilton antes de agradecer el trabajo de su equipo. «Están dándolo todo para que el coche esté completamente listo. Por fortuna teníamos preparado un alerón nuevo», añadió.
El problema para el inglés es que no completó ni de lejos el programa de trabajo y saldrá a ciegas con algunas de las novedades aerodinámicas que le trajeron a Japón: «Espero que se haya terminado ya la mala suerte, porque llevo tres golpes seguidos».
Abandonó en el GP de Italia después de tocarse con Massa en la pelea inicial de la carrera de Monza. Avanzaba en busca de los lugares punteros y terminó en la cuneta. En la noche de Singapur lanzó un ataque contra Webber para robarle su posición de podio y otra vez hubo impacto. El inglés quedó contra las cuerdas, mientras el Red Bull seguía como si nada.
Hamilton ha comprobado una de las teorías de Fernando Alonso. Los últimos puntos del ahora quinto clasificado le llegaron de su victoria en el circuito de Spa durante el GP de Bélgica. Ganó en una pista mojada, a pesar de que, ya líder, perdió el control del McLaren, rodó por la gravilla y regresó al asfalto intacto incluso tras rozar su neumático contra el muro.
En una acción similar, el español quedó fuera de carrera. Y señaló entonces que la suerte es cambiante, como bien está viendo Hamilton en las últimas semanas.
En la foto Una grúa retira del circuito el McLaren de Hamilton tras su accidente. toru hanai / reuters