Finales de mayo de 2010. Domingo de madrugada en Estambul. En el Reina, a orillas del Bósforo, la gente guapa de la ciudad se mezcla con la fiesta oficial de la Fórmula 1. En un reservado de la discoteca-restaurante más chic de la capital turca, Pedro de la Rosa disfruta de la noche junto a su familia. Celebra el cumpleaños de su madre, y no faltan sus hermanos y cuñados. El español está feliz. Llevaba desde 2003 en la retaguardia de McLaren como fiel piloto de pruebas y por fin disfrutaba como titular, después de aceptar el reto de SauberSauberSauber. En la séptima carrera del año se había quedado a la puerta de los puntos, pero su expresión era la de un hombre satisfecho. Salta un mensaje en el móvil de Miguel Ángel, su amigo, fisioterapeuta y un apoyo fiel en los circuitos. «Nos vamos, estoy agotado». El fisio interrumpe la conversación. «Os dejo, que Pedro quiere irse», se disculpa Miguel Ángel. Antes de abandonar, muy a pesar de Reyes, su esposa, la complicidad del momento hace pertinente una reflexión. «Pedro, se te ve contento, pero cuando esta aventura termine, estoy seguro de que volverás a McLaren. Es tu casa». Las palabras del periodista solo obtienen una sonrisa del piloto. Aprobación, sin duda. Ayer, nueve meses después de aquella noche, la escudería inglesa anuncia que Pedro de la Rosa será su piloto reserva para la temporada que comenzará en Australia (27 marzo).
Lo de SauberSauberSauber no terminó bien porque el dueño del equipo le bajó del coche antes de terminar el año. De la Rosa encontró refugio en Pirelli y se convirtió en el piloto de pruebas del nuevo suministrador de neumáticos. A McLaren se lleva información muy valiosa sobre uno de los elementos que marcará la temporada. «Aquí me siento como en casa. Estoy muy satisfechos de volver al equipo para ayudar al desarrollo del coche», dijo ayer el español mediante un comunicado. Su nuevo jefe, Martin Whimarsh, un viejo conocido, le recibe con los brazos abiertos. «Se une a nosotros con una experiencia todavía mayor y su motivación y atención a los pequeños detalles sigue siendo tan minuciosa como siempre».
De la Rosa llegó a McLaren en 2003 y tres años más tarde sustituyó a Montaya en la segunda parte de la temporada de 2006. Entre la escudería inglesa, Arrows, Jaguar y SauberSauberSauber, el barcelonés acumula 84 grandes premios. Pero es sus experiencia como probador por lo que más se le valora en la Fórmula 1. En su expediente figuran 361 días de test y es el cuarto de la historia que más tiene, después de Badoer, Wurz y Trulli. Por eso, vuelve a McLaren. Vuelve a casa.