«Es que un piloto que vaya décimo puede ganar la carrera en las últimas vueltas». La frase es de Jaime Alguersuari, ayer por la tarde, en el paddock de Albert Park. Excesivo como es el español, expresivo hasta el máximo y apasionado en sus juicios, pretendía transmitir la lotería que traerán consigo los nuevos neumáticos. Pirelli entra como suministrador único y ha cumplido al pie de la letra el encargo que le llegó junto a la firma. «No queremos que duren toda la carrera», le pidieron con el recuerdo demasiado fresco de unos Bridgestone con los que se podía transitar de principio a fin por un Gran Premio. Cumplieron a rajatabla. Tanto que a las gomas italianas se las señala como los grandes jueces de la pretemporada. «Vamos a ver una nueva Fórmula 1. Nunca la estrategia había sido tan importante», dijo ayer Fernando Alonso.
Pero al asturiano no le quita el sueño que ahora lo que diga el muro puede decidir más aún una carrera. «Tenemos tiempo para aprender a manejar la estrategia del domingo, no estoy preocupado porque me siento bien con estos neumáticos. Es todo nuevo, pero llevamos practicando con ellas todo el invierno. Después de la primera carrera tendremos más experiencia y espero que sirvan para mejorar el espectáculo».
Los primeros problemas serios de neumáticos pueden aguardar hasta Malasia. En Australia no se esperan temperaturas extremas en el asfalto, pero sí en la pista de Sepang. Así lo entiende Mark Webber. «Aquí sabemos lo que pasará, pero en Malasia tendremos que fijarnos más en el calor porque será un punto sensible para las gomas», asegura el australiano.