Con el coche en cuarentena mientras en Maranello se busca solución a los males del F150, la Scuderia asume que le tocará remontar en la segunda parte de la temporada todo lo que se le escape en este inicio que les pone tan lejos de la cabeza. En la parrilla va camino de construirse un frente común contra un único equipo, o más bien contra un solo hombre: Sebastian Vettel, después del descalabro de Mark Webber en Shanghai, que ni siquiera superó el primer obstáculo. Ya lo dijo Fernando Alonso: «Si no puedo ganar yo, que lo haga cualquiera menos Vettel».
El alemán, dueño de todas las poles de 2011, opta al pleno de victorias. Nadie que haya arrancado la temporada ganando las tres primeras ha perdido el Mundial: ni Senna (1991), ni Mansell (1992), ni Schumacher (1994, 2000 y 2004).
McLaren aparece como uno de los aliados de Alonso para evitar que Vettel se escape. Button y Hamilton se colocaron a la vera del Red Bull y ayer el Mercedes de Rosberg también fue mejor que los monoplazas italianos. El asturiano, todo regularidad, lleva el Ferrari hasta donde le permite un coche sin uñas para la durísima pelea de los sábados. Otra vez quinto. De momento, se ve incapaz de llevarlo más allá de la tercera línea, aunque siempre lo ha puesto delante de Massa. «La vuelta ha sido perfecta, lo normal en una pista como ésta sin grandes dificultades», dijo Alonso.
Ni ayer en la clasificación ni en la carrera de hoy tendrá el ovetense el nuevo alerón que probó el viernes. Lo dejan para más adelante, cuando aseguren que pueda entregarles unas décimas. «Todavía no está del todo listo. Necesita un poco más de estudio, así que queda para Turquía», admite el asturiano.
El problema para el resto de pilotos es que Vettel está desatado. No derramó ni una gota de sudor para encadenar su tercera pole. A cada McLaren le colocó siete décimas, y la distancia con Alonso fue sideral: 1,4 segundos. Iba tan sobrado que le sirvió su primer tiempo, el de la toma de contacto en la Q3, para garantizarse la casilla más adelantada en la parrilla. Al contrario, el Ferrari de Alonso se sintió exprimido, como siempre, para conseguir un aceptable quinto puesto.
Sueña el ovetense con la posibilidad de superar a Rosberg en carrera y fiar después la suerte del podio al mejor comportamiento del Ferrari con los neumáticos, pues necesita que los Pirelli hagan de las suyas para progresar. La degradación coge por sorpresa a los pilotos, obligados a paradas que pretendían evitar en los tramos finales de las carreras. Por eso cree Alonso que será imposible completar la carrera con una única parada, aunque la pista de Shanghai no es ni de lejos tan abrasiva como la de Malasia.
En la imagen Alonso observa tras la clasificación el Red Bull de Sebastian Vettel, que sumó la tercera pole consecutiva. franck robichon / efe
La mejor tarde de Jaime
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Shanghai, Á. F.
Tiene la F1 un componente de aleatoriedad que de vez en cuando ofrece sorpresas. La bandera roja en la segunda tanda de ayer favoreció a los madrugadores Toro Rosso, con su tiempo bueno ya en el casillero. Ni siquiera salieron para la reanudación tras el accidente de Petrov. Jaime Alguersuari y Buemi se metieron en la tercera ronda. Nunca había llegado tan lejos el español un sábado. Ya era un premio, pero todavía Alguersuari redondeó su tarde con un crono mejor que el de su compañero y que el de Di Resta (Force IndiaIndia), la otra sorpresa del día. Séptimo lugar, porque Petrov no pudo volver a pista.
«No nos lo esperábamos, y debo reconocer que la bandera roja nos favoreció», dijo Alguersuari, que entregó otra buena noticia cuando desveló que el equipo había preparado su coche con una configuración pensada más para la carrera que para la crono.
El español da un paso adelante en su directa competencia con Buemi. Uno de ellos debería saltar al Red Bull de Webber cuando el australiano deje el equipo. El rumor de que podría ser el próximo año es cada vez más fuerte. Así que cada tarde es una pequeña batalla entre los dos meritorios para ganar puntos ante los jefes de la escudería austriaca.