A mitad de temporada, como el equipo que sale a por la UEFA pero coquetea con el descenso, Ferrari retoca su estructura. Se quitan a Aldo Costa de la dirección técnica y dejan vacante su puesto porque, de paso, montan una nueva estructura con tres grandes departamentos vinculados con el primer responsable deportivo, Stefano Domenicali.
Un podio en cinco carreras (Alonso, en Turquía), su primer piloto a 67 puntos del líder y 110 de desventaja en el campeonato de constructores. Son los números fríos del mal arranque de Ferrari. Las sensaciones no los mejoran. Renqueante, el F150 está muy lejos de Red Bull y McLaren. El coche ha salido rana y el toque de corneta en Maranello no ha surtido efecto todavía. Errores en el túnel de viento, confesiones propias de exceso de confianza y los focos desviados hacia asuntos periféricos, olvidando el principal motivo: construir un monoplaza ganador. Es la primera criba importante del año, la asunción de que algo se ha hecho mal y que el equipo no lleva la línea correcta.
En Ferrari hablan de «renuncia» y de «nuevas ocupaciones» para_Costa, pero más o menos lo mismo dijeron a finales del año pasado cuando despidieron a Chris Dyer, señalado como primer responsable del desastre de Abu Dabi.
La salida de Costa se decidió el pasado domingo, tras el Gran Premio de España, que dejó una de las actuaciones más pobres que se recuerdan a un Ferrari en los últimos años. Alonso lo llevó a la cabeza gracias a una salida prodigiosa, pero la nefasta gestión del neumático duro que han conseguido causó sonrojo en la Scuderia.
Llegó a rodar hasta tres segundos más lento que los líderes en el tramo final de la carrera, con peores registros que monoplazas tan inferiores como los Toro Rosso.
Ahora, la figura de Domenicali es la única que sobresale en el apartado técnico. Por debajo, tres grandes departamentos. Chasis, a cargo de Pat Fry, el ingeniero fichado el año pasado desde McLaren; Corrado Lanzone promociona al frente del equipo de producción, y Luca Marmorini se mantiene al mando de la gestión de los motores y la electrónica. Los tres rendirán cuentas a Stefano Domenicali sin intermediarios. De la terna, Pat Fry es el que más peso tiene. Veterano de la Fórmula 1 y hombre fuerte en McLaren durante una década, su experiencia le convierte en la referencia del departamento técnico. Ha ganado peso en la escudería desde su fichaje, en junio de 2010, y es uno de los más valorados en Maranello.
Con la noticia que ayer difundió la propia escudería se dispararon los rumores. Uno de ellos, el posible fichaje de un ingeniero procedente de McLaren. No hay filtraciones al respecto y tardarán en conocerse, porque la normativa obliga a seis meses fuera de los circuitos antes de materializar el cambio de aires.
Con Costa se va el sustituto de Rory Byrne, el último eslabón británico que abandonó la casa como resultado del giro «italianizante» en el cuadro de mandos de la Scuderia. Desde el título que Raikkonen ganó en 2007 por la incompetencia de McLaren, a la sala de trofeos de Maranello nada más que ha llegado el campeonato de constructores de 2008, cuando Massa perdió el de pilotos en la última curva. Demasiado poco para la Scuderia.