A su manera, y con los medios a su alcance, la FIA acaba de lanzar un jarro de agua fría a Red Bull. A la prohibición de sistemas de escapes sopladores retardados (enviaban aire al difusor aún sin acelerar el motor) que entrará en vigor para la carrera de Inglaterra, la Federación añade una prohibición que entrará en vigor este mismo fin de semana. La configuración del motor que se utilice el sábado en la clasificatoria tendrá que ser la misma del domingo en la carrera.
Con esta medida quedan prohibidos los mapas motores ajustados, pensados para un rendimiento extremo a una única vuelta, del que venía sacando rendimiento principalmente la escudería Red Bull. Aprovechaban para conseguir la pole y, al día siguiente y con regímenes más conservadores, conseguían mantener su ventaja en la carrera. Ya no será así y el cambio de configuración solamente podrá hacerse en las paradas en boxes, lo que parece improbable, pues resulta imprescindible conectar un ordenador al monoplaza, una tarea imposible con los fugaces pit stop que se efectúan en la actualidad. Aparece por tanto una situación idónea para Ferrari, que debería aprovechar el desconcierto que esto puede crear en la escudería que tiene a Vettel líder del Mundial. El circuito valenciano es además propicio para el Ferrari del asturiano, igual que lo fue el de Canadá, aunque en esta ocasión Pirelli descarta los neumáticos superblandos y llevará los compuestos blandos y los medios.